El Real Madrid se adelanta ante el Baskonia con esfuerzo

El arranque fue abrupto. El Baskonia golpeó primero con un mate poderoso de Raieste, adornado con falta de Tavares. A eso le siguió una canasta de Moneke, y lo que parecía una anécdota se convirtió en patrón. Al Madrid le costó arrancar, al punto de tardar tres minutos en anotar su primera canasta en juego.

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Campazzo, con su energía habitual, trató de cambiar el guion desde la defensa, forzando hasta tres faltas en ataque, una de ellas decisiva sobre Luwawu-Cabarrot.También Abalde dio cierto oxígeno al ataque local, especialmente con una acción brillante en la que penetró, anotó con un gancho inverosímil y sacó el adicional. Pero el Madrid no conseguía fluidez: hasta el minuto 10 había acumulado siete pérdidas y un pobre 1 de 8 en triples. El 15-14 con el que se cerró el cuarto reflejaba un juego más trabado que táctico, más físico que cerebral.

Y si el primer cuarto fue irregular, el segundo empezó con un vendaval vitoriano. Parcial de 0-8 en apenas minuto y medio. Donta Hall voló para cerrar un alley-oop servido por Forrest y Howard, hasta entonces discreto, se apuntó seis puntos consecutivos. Baskonia elevó la presión defensiva, leyó bien las carencias en la circulación del Madrid y aprovechó cada despiste para castigar.

Chus Mateo pidió tiempo muerto buscando una solución que llegó con nombre y apellido: Edy Tavares. El caboverdiano firmó una racha de ocho puntos seguidos, aprovechando cada balón interior y cada rebote ofensivo. Baskonia intentó sacarlo de su zona de confort con tiros exteriores, pero el Madrid supo encontrarle bajo el aro. Con él, el Madrid resistió, aunque sin llegar a dominar.

El otro protagonista fue Luka Samanic. Su segundo cuarto fue un catálogo de recursos inteligentes: triple para sacar a Tavares de la pintura, finta y penetración para batirlo en uno contra uno, mate sobre la defensa para sostener a Baskonia cuando el Madrid amagaba con desequilibrar la balanza. El croata mostró oficio, lectura y una audacia que terminó por convertirlo en el termómetro vitoriano en ese tramo. Al descanso, la igualdad era máxima (37-38).

El tercer cuarto empezó como los anteriores: sin dueño claro, a tirones. Baskonia volvió a tomar aire (42-48) con cinco puntos consecutivos de Luwawu-Cabarrot y la lucidez puntual de Forrest. El Madrid respondía, pero no se soltaba.

Una canasta de Abalde al contraataque y un triple de Hezonja cambiaron la marea. Luego llegaron Feliz y Llull: asistencia del primero, bandeja del segundo. Hugo González se sumó al festival desde la esquina. En apenas tres minutos, el Madrid encadenó un parcial demoledor de 15-1, culminado por un triple de Llull que encendió el WiZink. El Baskonia, que había sostenido bien el cuarto, lo perdió en dos minutos. El Madrid, que venía nadando entre errores, por fin encontró una ola buena.

El revés no desmoralizó al Baskonia, Laso jamás lo permitiría, y los vascos mantuvieron en tensión el final del partido agarrado a Howard, Sedekerskis y, de nuevo, un valiente Samanic. El Madrid, sin alardes, evitó que la reacción comprometiese su triunfo y alarga su extraordinaria racha a 23 partidos consecutivos venciendo.