Del puñetazo a Poole al pisotón a Sabonis: Green, una estrella acorralada por el mal genio

Corría el cuarto periodo del segundo partido de la serie, a poco más de siete minutos para el final del encuentro, cuando la estrella lituana de los Kings cayó al suelo tras la pugna por un rebote. Draymond Green también saltó por el balón y aterrizó cerca del báltico. Fue entonces cuando se desató el encontronazo. Sabonis, que tenía el pie de Green en su axila, agarró al alero por el tobillo y este, de un salto, propinó a su rival un fuerte pisotón en el pecho.

El lío no se quedó ahí y el de los Warriors, antes de ser expulsado, empezó a encararse con el público de manera explícita, gestos (golpe y provocación al graderío) de otra época que le costaron un partido de sanción. Aun sin su estrella, los Warriors sacaron adelante el tercer partido de la eliminatoria (114-97) y con Sabonis sobre la pista (su presencia no estaba asegurada). Pero con las aguas ya calmadas, ha sido el propio Green quien ha vuelto a incendiar el bosque.

«No sabía que te podía suspender por una flagrante que no se pitaba desde hace siete años. Y tampoco que te podían sancionar por interactuar con un público que está todo el rato insultándote, diciéndote cosas obscenas, cantándote que apestas… pero haces algo tú y te sancionan», recriminó el jugador en un podcast sobre su castigo, una decisión ampliamente criticada en la liga, pues muchas voces autorizadas entienden que Sabonis fue el que detonó la situación al agarrar a su contrincante primero.

Más allá de la jugada, la temporada de Green tiene un alfa y un omega unidos por su mal genio. En pretemporada debilitó a la franquicia tras propinarle un fuerte puñetazo en la cara a su compañero Jordan Poole, estrella emergente de los Warriors y, según la prensa estadounidense, el dinero fue una de las causas. Poole acaba de firmar un contrato multimillonario con el equipo (más de 140 millones de euros por cuatro campañas), una renovación que deja con muy poco margen salarial a los de Steve Kerr para prolongar la estancia de Green que, este verano, a sus 33 años, buscará el último gran contrato de su carrera.

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Su pique con Sabonis no es la primera salida de tono de Green durante las eliminatorias. En 2016 y ante los Oklahoma City Thunder, le propinó una patada en los testículos a Steven Adams, acción que fue sancionada con falta flagrante pero no con la expulsión. Ese mismo año, en las Finales ante los Cleveland Cavaliers, se enzarzó en el cuarto partido con LeBron James (con el que ahora tiene una gran relación) después de que la estrella de los de Ohio le pasara por encima cuando Green estaba en el suelo, lo que provocó que este soltara el brazo hacia la ingle de James. No pudo jugar el quinto envite y los Cavaliers acabaron remontando el 3-1 inicial para ganar el primer anillo de su historia.

En 2018 también las tuvo con Kevin Durant, cuando ambos compartían vestuario. En un momento crucial de un partido de temporada regular ante los Clippers, el primero le pidió el balón para realizar el tiro decisivo pero Green hizo caso omiso, perdió la pelota y los Warriors sumaron una derrota. Airada discusión en el banquillo que le costó a Green multa económica y un partido de sanción por sospechoso habitual. Un atleta de leyenda al que las malas pulgas siempre le perseguirán.