Baloncesto

Lesiones, veteranía e ilusión: así llega el Madrid a la Final Four

Los blancos se medirán al Barcelona en semifinales con muchas bajas pero con la moral desbordada tras su remontada ante el Partizan

La vieja guardia revive al Madrid

Llull y Hezonja, durante el último entrenamiento en Madrid ante de viajar a Kaunas Belén Díaz

Tras semanas de insoportable tensión, comienzan a aflorar las sonrisas y el buen rollo en el Real Madrid, que este martes tuvo su último entrenamiento antes de viajar a Kaunas, Lituania, donde una vez más luchará por convertirse en campeón de Europa. Allí le ... espera el Barcelona en las semifinales de la Final Four, un clásico apoteósico en el que los azulgranas, a priori, parten como favoritos, más descansados que los blancos y con su plantilla al completo. Sin embargo, la ya legendaria remontada de los de Chus Mateo ante el Partizan, les ha proporcionado un aura inmortal que se ha convertido en su mejor baza para repetir épica contra los catalanes.

«Una cosa es pensar que eres buenísimo y otra muy diferente es tener la ilusión de hacer cosas grandes. No podemos ir de crecidos ante el Barcelona, son un equipazo», comentaba Mateo, cauto, en la última rueda de prensa en tierras españolas. Se mueve el madrileño entre la alegría y la precaución en la previa de duelo, acorralados los blancos por un calendario asfixiante (seis partidos en los últimos 16 días) y por las lesiones y sanciones.

De hecho, el técnico confirmó la casi imposible participación de Vincent Poirier para el decisivo encuentro. «Está al 99% descartado», aseguró Mateo. La baja del pívot francés se une a la de Gabi Deck, lesionado en el ligamento de la rodilla en la serie ante el Partizan, y a la de Yabusele, aún sancionado tras la pelea contra los serbios. Un juego interior tocado que tendrá que recurrir a hombres poco acostumbrados a jugar en esa demarcación. Mario Hezonja, Alberto Abalde y el joven Eli Ndiaye serán los compañeros de baile de Eddy Tavares y los encargados de defender a la gran estrella del Barça, Nikola Mirotic, «un superclase», en palabras de los jugadores blancos.

La equilibrada balanza entre veteranos y sangre joven ha sido, según los madridistas, la clave de la resurrección del equipo. «Nosotros tenemos que predicar con el ejemplo. Si ves que Rudy con 38 años se tira a por un balón jugándose el físico, tú no vas a ser menos», explicaba Lull, que junto con el alero y el Chacho se han convertido en los desfibriladores oficiales del Madrid, capitanes cuando la tempestad no cesa.

«Este equipo juega mejor sin red»

«En el último partido contra el Partizan, el Chacho me vio cabizbajo cuanto perdíamos por 16 y me dijo que como no cambiase el gesto me arrancaba la cabeza», recordaba entre risas Hezonja. «Este equipo es más peligroso cuando no tiene red de seguridad. Lo demostramos contra el Partizan y eso nos unió como grupo. Ahora toca volver a hacerlo en Kaunas, es una final», redondeó Llull, capitán y que junto con Rudy vivirá su octava Final Four con el Madrid.

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