España cae ante Letonia en el esperado regreso de Ricky Rubio

No decepcionó Scariolo al público del Príncipe Felipe de Zaragoza y Ricky Rubio, tras más de nueve meses sin jugar un partido oficial y dos años y medio sin portar los colores nacionales, se vistió al fin de corto. Ovación sonora de la grada, consciente de que vivía in situ una noticia fantástica para la selección española y, por supuesto, para el propio base catalán. Después de comenzar en el quinteto titular y sentir el tacto del balón, Rubio, en cinco minutos y 24 segundos, fue de lo más humano, como siempre se ha mostrado.

Regaló una asistencia, pero falló sus tres primeros lanzamientos, algo ansioso el astro por besar la red. Tampoco ayudaba el altísimo ritmo de Letonia, revelación del último Mundial, donde dejó casi eliminada a España en la segunda fase del torneo (Canadá sería la que se vistiese de verdugo definitivo en Indonesia). No contaban con su estrella Zagars, pero los bálticos no tenían ni la más mínima intención de que la noche se convirtiese en una fiesta española.

Aunque el retorno de Ricky era la noticia, ni mucho menos se podía menospreciar el duelo, envite inicial en el camino de la selección hacia el Eurobasket de 2025. El buen comienzo de Juancho Hernangómez no evitó que la selección encallara, presa de Steinbergs y Grazulis, que no dejaban de martillear su aro. La reacción la protagonizó Brizuela con dos triples, pero España debía mejorar, y mucho, si no quería sumar una derrota a las primeras de cambio.

Rubio se mostraba muy activo, cumplía con todos los gestos típicos de un jugador de baloncesto. Protestó su segunda falta personal a los colegiados, se disculpó con un rival después de un encontronazo y dejó un par de destellos dignos de un MVP de un Mundial. Incluso consiguió sus dos primeros puntos desde la línea de personal. La selección recordó lo que significaba tener a un jugador de tal calibre en su bando y, después de mucho pelear, llegó al descanso con una desventaja de tres puntos.

Era Pradilla el más beneficiado del retorno del base, gran conexión entre maño y catalán en el primer encuentro de su vida juntos. Noticia ilusionante que permitió a los chicos de Scariolo envalentonarse, de nuevo con Brizuela a la cabeza, espléndido el vasco a la hora de penetrar hacia la zona rival. Un tiro libre de Sebas Saiz, que también gozó de muy buenos minutos, permitió a la selección retomar el mando del duelo por primera vez desde el primer cuarto y encarar el desenlace con la cabeza alta.

La primer canasta de Rubio llegó a menos de tres minutos para el final del partido, bella suspensión de media distancia que fue seguida de un duro codazo de Rodions Kurucs en su rostro. Ilusión cercenada por Timma, que anotó un gran triple desde la esquina. Quiso ser héroe el catalán, asumiendo todos los tiros calientes, pero Lomazs, el mejor, soterró las esperanzas nacionales. Nunca una derrota supo tan bien. La sensación era que España había ganado. Ricky Rubio había vuelto.