Baloncesto

Brizuela y Jaime Fernández, los chicos de Scariolo mandan en la Copa

Copa del Rey 2023

Los dos escoltas, campeones con España en el último Eurobasket, brillan por encima del resto en Badalona

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Las lágrimas de Brizuela tras eliminar al Barcelona

Brizuela y Fernández celebran el Eurobasket en Berlín FEB

Entre las lágrimas de liberación de Darío Brizuela tras ganar al Barcelona y la alegría desbordada de Jaime Fernández después del derbi canario habían pasado apenas unas horas, pero ambas estaban conectadas por un hilo invisible que se cosió el verano pasado. El verano ... de sus vidas. El que les regaló un oro europeo con la selección y les despojó para siempre de las dudas y los miedos.

Porque Brizuela y Fernández, dos talentos superlativos, habían estado siempre a la sombra de los grandes nombres de la selección hasta que Scariolo los rescató el pasado Eurobasket para hacerles formar parte de una de las historias más bonitas del baloncesto español. El oro de Berlín, en el que todos tuvieron una cuota de protagonismo y que dejó una huella imborrable en sus carreras. En el caso de Darío porque al fin se sintió importante y decisivo en un gran escenario; en el de Jaime, porque la final le situó en los focos con unos minutos clave ante Francia.

Aquellos días en Georgia y Alemania se han trasladado con ellos a Málaga y Tenerife, donde este año brillan con luz propia. Protagonismo que ha podido verse en cada partido y que ha quedado patente a las primeras de cambio en la Copa. Brizuela, decisivo con sus 27 puntos ante el Barcelona a pesar de su drama persona; Fernández, autor de 26 en el derbi canario. Los dos aspirantes a MVP más sólidos hasta el momento tienen pasaporte español.

Brizuela tiene hoy el más difícil todavía ante el Real Madrid. Una prueba de fuego para el hombre de los cuartos de final. Entonces, frente al Barcelona, se destapó con una actuación histórica. No solo por sus 27 puntos, sino porque llegaron cuando el balón quemaba y porque los anotó a pesar de tener a su hijo recién nacido en el hospital. «Ahora mismo está tocado por una varita mágica», expuso ayer Chus Mateo, el encargado hoy de diseñar una táctica para secar su talento.

Para Jaime Fernández, lo de anotar es una rutina feliz desde hace tiempo. Lo ha hecho durante toda su vida, por eso cuando acabó el partido y le preguntaron por su actuación (26 puntos en apenas veinte minutos de juego) él optó por quitarle importancia. «Ha sido mérito de todo el equipo». Tan gigante fue su partido que hasta los aficionados del Gran Canaria, rival histórico del Lenovo Tenerife, corearon al unísono los gritos de ¡MVP MVP! de la grada del Olímpic.

Para que esos coros se hagan realidad, al Tenerife y al escolta le quedan aún dos encuentros durísimos. Dos escollos en apenas 48 horas. La dureza de la Copa que ya no asusta ni a Brizuela ni a Fernández, los dos chicos que Scariolo mimó el verano pasado y que ahora vuelan casi de la mano. Certeros como nunca antes con el aro. Felices por ser protagonistas de una Copa en la que quieren dejar grabado su nombre.

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