Baloncesto
Una España horripilante cae ante Bélgica y se mete en un problema de cara al Eurobasket 2025
Los de Scariolo inician la clasificación con dos derrotas en los dos primeros partidos, y deberán vencer a Eslovaquia en noviembre si quieren acudir a la cita continental
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Obasohan entra a canasta ante la defensa española
No todos los días se puede comer caviar pero a España, ante Bélgica, le dio por tragar tierra. Tras la derrota contra Letonia el jueves era necesario un golpe de autoridad o, por lo menos, una victoria para enderezar la clasificación para el Eurobasket ... del año que viene. Pero cuando sonó la bocina final en Charleroi, la selección se encontró con un escenario preocupante. Derrota dura (58-53) y juego horripilante de los pupilos de Scariolo, que ni siquiera superaron los veinte puntos en ninguno de los cuatro cuartos.
Bélgica no rozó la perfección, ni mucho menos. De hecho, el duelo fue en líneas generales infumable. Pero los locales sí tuvieron mucha más hambre en los momentos decisivos, sobre todo Obasohan, autor de 19 puntos. Escenario en el que España mostró su peor versión, con pérdidas por doquier y sin un jugador que proyectase liderazgo, con Ricky Rubio sin disputar un solo minuto en el último cuarto. No es un batacazo definitivo pero, si el equipo quiere defender corona continental, deberá ganar los dos partidos contra Eslovaquia (22 y 25 de noviembre) para acabar entre los tres primeros del grupo de cuatro.
Fue duda hasta última hora por unas molestias en el tobillo, pero Joel Parra no mostró debilidad alguna en el inicio, cinco puntos consecutivos del alero del Barça dieron seguridad a España ante Bélgica. Carga de mucha responsabilidad la selección a Ricky Rubio. Por una parte, lógico, pues la calidad del catalán está a años luz del resto de la plantilla. Pero es quizá algo precipitado moverse a su vera en cada posesión, falto de ritmo y de confianza el de El Masnou.
Mientras los chicos de Scariolo intentaban buscarle el pulso al duelo, Bélgica se organizaba de forma milimétrica. Era Ismael Bako, ex del Manresa, el eje sobre el que giraba y los tiros de tres, su arma principal. Como hizo Letonia el jueves, los locales se entregaron al ritmo vertiginoso y, aunque su capacidad era muy inferior a la de los bálticos, sí conseguían cortocircuitar a la selección.
La envergadura de Sima dio algo de estabilidad a la selección, muy bien el pívot del Unicaja a la hora de cazar rebotes y sosegar a sus compañeros. Pero los porcentajes de ambos bandos eran paupérrimos, flojo el duelo pese a su naturaleza casi trascendental (en el intermedio solo se habían anotado 45 puntos en total) . Al menos, el acierto en los tiros libres del combinado nacional le permitió irse al vestuario con siete de ventaja.
Parecía que había viento en el pabellón de Charleroi, incontrolable el balón entre tanta falta de contundencia. El belga Gillet era de los más destacados en pleno estropicio, mientras que España se consolaba con canastas cerca del aro, bien Pradilla y su garra, de lo mejorcito el joven maño. Pero ni el alero ni el pívot conseguían que la balanza se decantara para sus respectivos bandos. España desperdició una ventaja de 10 puntos en un santiamén y Bélgica, aunque muy precipitada, volvió a igualar el marcador.
Conseguía un buen parcial la selección y se relajaba, se dejaba llevar como si la claridad fuese la de antaño. Hacía falta un baloncesto tranquilo pero Jaime Fernández y Brizuela, carácter anotador, provocaban más fallos que aciertos, demasiadas pérdidas en sus ejecuciones. Un nuevo triple de Gillet puso en un aprieto a España y, tras montañas de errores, sus rivales ganaban de cinco a falta de dos minutos.
No conseguía entonarse la selección, bloqueada y con Rubio en el banquillo, sin un minuto el base en el último cuarto. Nada funcionó y Bélgica, crecidísima, remató el duelo desde la línea de personal. España, como en el pasado Mundial, vuelve a abonarse a los problemas.
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