Baloncesto
El Barcelona se inmola para cerrar el 2023
La reducción del presupuesto y los fichajes fallidos arrastran al equipo a una profunda crisis de resultados: siete derrotas en los últimos diez partidos del año
El Barcelona se asoma al abismo y cierra el año con una nueva derrota ante el Mónaco
Sergi Font y Pablo Lodeiro Fernández
Barcelona
El Barcelona es un auténtico drama. No hay por dónde coger a un equipo que, en las últimas temporadas, siempre ha estado en la pelea por los grandes títulos del baloncesto español y europeo. Sin embargo, en la actualidad, ya empieza a oler a cadáver. ... La lona la besó el grupo dirigido por Roger Grimau el pasado viernes, tras caer con rotundidad ante el Mónaco (91-71), la séptima derrota en los últimos diez partidos. Una racha nefasta para cerrar el 2023 y que, salvo milagro, no cambiará en los primeros meses de 2024. El Barça carece de química, liderazgo e incluso su talento, muy superior al de la gran mayoría de sus rivales, parece desaparecer por completo durante los duelos.
La primera señal de aviso llegó en la segunda semana de diciembre, cuando el equipo encadenó dos derrotas, ante Zaragoza y Manresa, impensables hasta hace no mucho. Llegó la tercera consecutiva solo dos días después, ante un Olimpia de Milán que por aquel entonces era colista de la Euroliga y no podía contar con Mirotic por lesión. Los bálsamos ante Baskonia y Zalgiris Kaunas no disimularon la estrepitosa caída ante el Alba de Berlín y, para cerrar el año, los azulgranas recibieron dos repasos con el mismo resultado (91-71), ante el Unicaja de Málaga y ante el ya mencionado Mónaco.
Con su habitual apatía ante los micrófonos, Grimau, que llegó al cargo el pasado verano tras el despido de Sarunas Jasikevicius, confirmó lo que es más que evidente desde hace semanas. «Nos deshacemos muy rápido cuando hay alguna adversidad. No somos capaces de soportar anímicamente un partido entero», confirmaba el catalán desde la rueda de prensa del estadio del Principado.
Las tablas suavizan el dolor, pues los catalanes marchan terceros en la ACB y cuartos en la Euroliga, también clasificados para la Copa del Rey del próximo febrero, pero las sensaciones son peores según avanzan las semanas. Una situación que, incluso, pudo estar programada.
Tijeretazos por doquier
Por supuesto, el Barcelona no pretendía perder de manera tan asidua, pero es cierto que la dirección deportiva dirigida por Juan Carlos Navarro fue muy consciente de que esta temporada sería, como poco, dura de llevar.
El pasado verano, tras barrer al Real Madrid en la final de la ACB (3-0), se dio carpetazo a la era Jasikevicius. Despedir al técnico lituano tenía un componente deportivo, pues la brecha con el vestuario era más que evidente (jugadores como Abrines y Kalinic mostraron poca sintonía con él, incluso de manera pública), pero también económico. La difícil situación del club obligó a un potente tijeretazo al presupuesto de todas las secciones, incluido el baloncesto, que pasó de tener de 43 a 30 millones de euros en sus arcas. Y los despidos se amontonaron.
El Real Madrid evita un sobresalto en Lyon
Iván MartínLos blancos vencen al ASVEL en un final de infarto y firman una primera vuelta histórica en la Euroliga con 16 triunfos y una sola derrota
Es por eso que se rescindieron los tres contratos más altos de la plantilla, el del ya mencionado Jasikevicius además del de dos estrellas, Nikola Mirotic y Cory Higgins. En cambio, se fichó a Darío Brizuela y a Joel Parra, escolta y alero asiduos de la selección pero con nulo recorrido en la Euroliga y, por lo tanto, con pretensiones económicas más asequibles. Y, para rematar la remodelación, se firmó a Grimau, que entrenaba al filial de los catalanes y a sus juniors junto a su excompañero Victor Sada, ambos exjugadores del club. Un hombre sin experiencia, de la casa, pero que contaría con un salario de 600.000 euros anuales, muy por debajo de los más de tres millones que se llevaba Jasikevicius, quien no dudó en declarar hace unos días que su salida del Barça había sido «fea».
Pero, sin duda, lo que más duele en el Palau es que su gran apuesta para esta temporada, el fichaje de Willy Hernangómez, uno de los jugadores mejor pagados de Europa (pagado, por cierto, con el dinero que mantenía a Mirotic en la plantilla), no para de decepcionar. El canterano del Real Madrid, mejor jugador del Eurobasket de 2022, fue fichado tras su discreto paso por la NBA para abanderar al nuevo Barcelona, más españolizado, pero sus números en España y en Europa no se corresponden con el estatus que le ha proporcionado el club.
En la ACB, promedia 12,8 puntos y 6,3 rebotes en casi 19 minutos por encuentro, y solo entra en los cinco mejores de la liga en rebotes ofensivos, tercero tras el brasileño Cristiano Felicio (Covirán Granada) y el sueco Simon Birgander (UCAM Murcia). En clave continental, más de lo mismo: 10,9 puntos y 4,7 rebotes en 16 minutos.
Y son todo este cúmulo de decisiones, además de algo que no tiene que ver con las cuentas, como es el alma de un grupo de deportistas de élite, las que han llevado al Barça a la peliaguda escena que le toca interpretar. Un drama que puede ir a más el tres de enero, cuando se mida al Real Madrid, archienemigo que ya les ha ganado en cuatro ocasiones esta campaña.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete