Barcelona 97 - 82 Madrid
El Barcelona se gana a pulso el liderato
Los azulgranas, liderados por un gran Satoransky, tumban al Madrid en un duro clásico y arrebatan al Baskonia la primera plaza de la ACB
Resultados y clasificación de la ACB
Satoransky, defendido por Musa en una acción del clásico
La ACB abrazó a su nuevo líder, el Barcelona, después de que los azulgranas derrotasen al Real Madrid en la Ciudad Condal en un épico y asfixiante partido. Los catalanes le aguantaron el pulso anotador a los blancos en la primera mitad, liderados por ... un Satoransky estratosférico, para en el tercer cuarto romper el duelo a su favor con un festival de puntos. El Madrid no faltó a su cita con la épica y en el último tramo amagó de nuevo con convertir la fiesta del Palau en una pesadilla pero, a última hora, los de Jasikevicius recobraron la cordura y cerraron con puño de hierro la victoria.
Los azulgranas comenzaron el partido con una puesta en escena impactante, rabiosa, como casi siempre que juegan arropados por su público, abarrotado y ruidoso el Palau en un clásico con miga clasificatoria y moral. El Madrid, como durante buena parte de la temporada pasada, salió al parquet sin un base puro, con Hanga y Causeur en el timón, una táctica que permite a los blancos correr como una jauría pero que les penaliza a la hora de orquestar una sinfonía más fina.
Era Vesely el puño de los azulgranas, francotirador desde la media distancia, disipando el checo esa fama que le persigue de jugador de aro, mostrando un estilismo impresionante en la suspensión. El Madrid, en cambio, se refugiaba en su superioridad física y en la pericia en los tiros imposibles de Mario Hezonja, que tras una temporada irregular parece haber vuelto a recuperar el aura de superestrella. Fueron los de Chus Mateo quienes salieron victoriosos del intercambio de golpes inicial, magnífico su temple ante tan difícil escenario.
Se le acumulaban las malas noticias a los azulgranas, que vieron cómo Higgins se retiraba lesionado para no volver a la pista, pese a que sí encontraron una bombona de oxígeno durante el descanso de Tavares, ausencia que convirtió la zona en un bonito prado cuando antes era un árido yermo. Buenos minutos de Sanli y Kalinic mientras en el otro bando, Musa, montaba él solito un auténtico motín (acabó con 15 puntos la primera parte), brutal en determinación el bosnio, sin hacer prisioneros, sanguinario su baloncesto.
Ante tal tsunami, Satoransky decidió convertirse en faro para sus compañeros, capitán ante la tempestead balcánica, que permitió al Barcelona, no sin apuros, meterse de nuevo en el partido. El duelo se iba calentando en lo anímico poco a poco, una olla que, como suele pasar en los clásicos, acaba por explotar en el momento más inesperado. Al descanso, el ritmo era adictivo, vibrante, y el marcador iluminaba una igualdad casi absoluta.
Tras la reanudación no aflojaba Satoransky en su empeño, incluso se lanzaba contra el roble Tavares para seguir sumando puntos y a su vera, el Barcelona, se crecía. Abrines, que desde que el pasado jueves cumpliera 500 partidos de azulgrana parece haber recuperado la finura, sumó un épico tres más uno y Sanli, con otro triple, acabó por devolverle la presidencia del duelo a los catalanes. Se asfixiaba el Real Madrid ante la fluidez en ataque de sus rivales, perseguía espíritus y comenzaba a convertirse en fantasma. Mirotic corroboró su contundente partido con un triplazo y el Barça dejó de caminar para empezar a volar.
Hanga volvía a convertirse en desfibrilador, esparadrapo de categoría el húngaro cuando los malos presentimientos hacen acto de presencia. Se esforzaban los blancos, con más coraje que convicción, para que la noche no acabase en un paliza. El partido entraba en la zona Real Madrid, cuando lo imposible se convierte en costumbre, cuando la más difícil de las remontadas es tan fácil como untar mantequilla en una tostada. Un escenario que al Barça, en cambio, se le atraganta. No saber cerrar los partidos es el gran punto negro de la era Jasikevicius y, una vez más, los brazos les comenzaron a flojear.
Reacción blanca
El arreón (13-2 de parcial para empezar el último cuarto) encabezado por Yabusele pasó de susto a arritmia seria para los azulgranas, que veían cómo los visitantes volvían a estar a un par de metros de distancia en el marcador. El mal fario pasó a título individual, pues Alex Abrines, en un feo escorzo, sufrió una aparente dura lesión en la rodilla que dejó helado al Palau. Incluso Musa, en pleno Ramadán, se puso a rezar por su compañero de profesión. El frío, sin embargo, se convirtió en lava en cuestión de segundos tras las expulsiones de Hezonja y Tavares, ambas por técnica. Una confusión que le sentó muy bien al Barcelona.
Los agujeros defensivos de los de Chus Mateo comenzaron a aflorar y Laprovittola, el más pillo, el danzarín más dulce, se introdujo por las grietas hasta el aro blanco para construir una ventaja que, esta vez sí, fue definitiva. Tras la batalla, el Barça tragó saliva, se quitó la armadura y abrazó el liderato de la liga ACB, hasta ahora en propiedad del Baskonia.
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