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Federación española

Garbajosa: «La Euroliga nos hace mucho daño»

Dos años después de ponerse al frente del baloncesto español, el dirigente reconoce en una entrevista con ABC que la situación es muy optimista a pesar de las dificultades

Jorge Garbajosa posa para ABC durante un encuentro con él en Madrid Óscar del Pozo
Emilio V. Escudero

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Jorge Garbajosa (Torrejón de Ardoz, 1977) colgó las botas y nunca dejó la federación. Trabajó durante años ligado a la selección hasta que decidió dar el paso de dirigir la canasta nacional. Dos años después, hace balance para ABC . Reconoce que han sido meses muy duros, de mucho trabajo, pero que el horizonte es bueno a pesar de las nubes que la Euroliga ha posado sobre el baloncesto español.

—¿Con qué se queda de estos dos años?

—Ha habido muchísimas cosas. Cuando decidí dar este paso, sabía que había mucho trabajo por hacer, pero no imaginaba que tanto. Han sido dos años durísimos, que han pasado volando, y con muchísimo contenido. ¿Con qué me quedo? Con una sensación de haber superado una época difícil, que podía haber conducido a una situación dramática. Por suerte, podemos decir que ahora mismo la federación vive un momento de estabilidad. A nivel económico hemos conseguido el equilibrio en un periodo de tiempo muy breve, que era algo que parecía una utopía cuando llegamos y a nivel político hemos conseguido un apoyo casi unánime de todos los estatementos a pesar de haber tenido que tomar decisiones comprometidas. Me quedo con una sensación de futuro muy optimista. Con la sensación de que lo muy malo ya ha pasado y que estamos en un momento, no cómodo, pero sí estable. Un momento para encarar el futuro con ilusión, con muchos proyectos en marcha como el Mundial femenino, el 3x3, la renovación de la selección masculina o la reforma de algunas de las ligas de la Federación. Tengo una sensación de optimismo que me invade y que ni siquiera los problemas del día a día consiguen que se me quite.

—Eso contrasta un poco con la situación que se encontró cuando llegó.

—Creo que todos los barullos que había cuando aterrizamos, que a mí no me apetece ni recordar porque todos los sabemos, hemos conseguido que ya nadie hable de ellos y que toda esa sensación de dificultad se calmara. Hemos logrado coser muchos agujeros que había en la federación entre todos los estamentos que la formamos. Creo que el trabajo en estos dos años ha sido ímprobo y como le digo, apoyado por todos, desde el sindicato de jugadores hasta el último eslabón del baloncesto nacional.

«Cuando llegamos, la situación económica era un drama y la federación estaba en riesgo de quiebra»

—¿Tan mala era la situación económica de la FEB?

—Llegamos con una federación en riesgo de quiebra. Riesgo real de quiebra absoluta. No quiero hablar de excesos, pero sí que había una forma de trabajar que había no comulga con la mía. La situación económica de la federación era un drama. Estábamos en la UCI, nos subieron a planta y yo creo que nos van a dar el alta dentro de muy poco. Siendo muy sincero, en el punto en el que nos encontramos ahora era nuestra previsión más optimista cuando llegamos. Al inicio, esto me parecía ciencia ficción y es mérito de los trabajadores de la federación y de los estamentos. Hemos hecho recortes impopulares que la gente ha entendido. Hemos tomado decisiones que me han dejado sin dormir alguna noche, pero que se tomaron tras una gran reflexión. Creo que ahora transmitimos estabilidad y nuestros deportistas ilusionan a pesar de que hemos hecho muchos sacrificios.

—¿A qué se refiere?

—Pues por ejemplo, me casé y no tuve viaje de novios prácticamente... cosas muy duras. El día que gané las elecciones, mi padre entró en un hospital y nunca volvió a salir. Mi familia me ha echado de menos y eso que he estado con ellos, pero no como debería haber estado. Mi mujer no es de Madrid y no estoy con ella todo lo que debería. Tengo un proyecto de familia que tengo pospuesto... muchas cosas y cosas que te tocan el corazón. Pero creo que después de haberlo pasado tan mal, está empezando a salir el sol. Por fin deja de llover. Mi objetivo cuando llegué era que el baloncesto fuera mejor cuando me fuera y eso a día de hoy es ya así.

—¿Cree que ha cambiado la cara a la federación?

—El deporte es ocio. Es la cara simpática que quiere ver la gente cuando llega a su casa cansada después de un largo día de trabajo, tras una jornada de presiones o de dificultades que todos tenemos. Es una vía de escape y lo que tenemos que intentar las federaciones es no dar malas noticias, sino buenas. Lanzar mensajes positivos, porque el baloncesto siempre ha sido un deporte amable. Tenemos que vender la alegría y la imagen positiva que tiene la selección femenina para este país o el compromiso que tienen nuestros jugadores de NBA y Euroliga por venir al equipo nacional a defender a su país por encima de cualquier dificultad. Eso es el deporte español. Alegría, sacrificio y compromiso. Luego, los órganos directivos tenemos que dedicarnos a resolver los problemas, pero no podemos ser una vía más de enfado y mala sensación.

—¿Y qué ha aprendido Garbajosa en estos dos años?

—Desde fuera es fácil opinar. Yo trabajaba en la federación, pero mi conocimiento real de la situación estaba muy reducido, porque trabajaba para un área concreta dentro de la FEB. He aprendido a escuchar, a entender y a buscar soluciones. Una tarea que no ha sido fácil en estos meses. Aprender a mirar las cosas con perspectiva, analizando todos los aspectos de un problema, es lo que te permite encontrar le mejor solución. También he aprendido que hay que hablar mucho y por eso este equipo directivo viaja todas las semanas para dialogar con las territoriales, escuchar sus dificultades y tratar de solucionarlas. Antes de acabar mi primer año como presidente, ya había visitado todas las territoriales y conozco todos sus problemas a fondo. No por estar y hacerte la foto, sino por entenderles y tomar las mejores decisiones.

«Bertomeu no puede engañar a la gente. Sus intereses están poniendo en riesgo la pirámide deportiva del baloncesto español»

—¿Qué decisión hubiera vuelto a tomar?

—Errores he cometido muchos, seguro. ¿Qué es un error? ¿Una mala decisión? Cada día me equivoco, pero tengo un equipo que me ayuda a que eso ocurra lo menos posible. Cuando he tomado una decisión me he movido por el bien general, pero nunca la he tomado sin haber reflexionado y valorado todas las aristas. Seguro que hemos sido injustos alguna vez, pero no hemos mentido nunca y no lo vamos a hacer.

—¿Cómo es la sintonía con la nueva Secretaria de Estado?

—Es estupenda. La conozco hace muchos años y hemos tenido relación muy cercana durante este tiempo. No se me olvidará nunca que se estrenó en el cargo en un acto de la selección femenina con nosotros, antes incluso de asumir el cargo. Tiene sobre su mesa una carta mía de bienvenida y estamos esperando para vernos las caras, aunque entendemos que tiene muchos más temas que atender que el baloncesto español y lo respetamos. Creo que primero tenemos que darle un poco de espacio y luego ya habrá tiempo de que nos escuche y le contemos las inquietudes que tenemos.

—¿Y cuál es el principal problema?

—El tremendo daño, el desgaste que provoca y lo perjudicial que está siendo en el presente y para el futuro de nuestro deporte la actitud de la Euroliga con el baloncesto en general y con el español en particular. La Euroliga nos hace mucho daño y es un asunto de difícil solución.

—Un problema que el antiguo presidente del CSD no supo solucionar...

—Sí ,pero hay que entender las circunstancias. José Ramón Lete apenas estuvo unos meses en el cargo. Tuvimos infinidad de reuniones sobre el tema con él y al final es un asunto de difícil solución, por lo menos a nivel nacional. Estamos hablando de una competición europea, con una Comisión de la competencia en Europa, una federación internacional con su rama continental... es complicado. Y es que ese problema no es una cuestión de cabezonería nuestra, sino de hechos. De datos. Porque cuando la Euroliga dice que se preocupa por la salud de los jugadores, que juegan muchos partidos, ¿por qué mete dos equipos más y crea cuatro jornadas más en su torneo? El problema no es de los jugadores del Obradoiro o del Burgos, sino de los equipos que juegan el torneo del señor Bertomeu. No puede engañar a la gente. Es un tema que afecta a muchos equipos y muchas federaciones. No puede ser que una competición externa haga tanto daño al baloncesto nacional y vamos a luchar para cambiar eso.

«El día que gané las elecciones mi padre entró al hospital y nunca volvió a salir. he estado cerca de mi familia, pero no como debería»

—¿Ha sido ese el mayor reto de estos dos años?

—Sí, porque me ha desgastado mucho y ha ocupado mucho tiempo que podríamos haber dedicado a otras cuestiones también importantes. Pero como soy el responsable de velar por el bien del baloncesto español, incluida en este caso la Liga Endesa, lo siento pero no puedo consentir que venga alguien a hacerle daño a nuestro baloncesto. Porque al final todo esto repercute en los clubes de cantera y de barrio, y eso incluye mucha gente a la que este señor quiere hacerle daño.

—De ese problema hizo usted una virtud con la llamada «selección de las Ventanas FIBA»...

—En el resultado deportivo, sí que lo hicimos muy bien. Diseñamos una concentración previa, tenemos un contacto magnífico con los jugadores y el ser muy sinceros con ellos, sin mentirles, nos ha permitido crear un equipo de «héroes» para este país. Porque así se lo dije al acabar el último partido de la primera fase. Han salvado al baloncesto español de la mayor crisis de su historia. No se lo vamos a poder agradecer nunca lo suficiente. El aficionado se siente identificado con jugadores que antes conocía menos. No es que fueran desconocidos, porque son todos jugadores de primer nivel. Fran Vázquez parecía que estaba desahuciado del baloncesto y ahora es nuestro jugador franquicia, por poner solo un ejemplo. Eso no quiere decir que el conflicto se haya arreglado y la Euroliga no va a parar. El problema va a peor y lo único que pido es la unidad del baloncesto español para hacer frente a una persona cuyos intereses van en contra radicalmente de los de nuestro baloncesto. Y no es solo la ACB, sino toda la pirámide deportiva lo que está en riesgo.

—¿La llegada de otro exjugador como Antonio Martín a la presidencia de la ACB, puede ayudar a la relación entre ambos organismos?

—Tenemos una relación muy buena con muchos clubes de ACB, también con el director general al que conocemos de hace tiempo, y con Antonio Martín, al que conozco hace años. Como le he escuchado decir, compartimos la misma piel. Y es cierto. Aunque no estemos de acuerdo en todo, miramos hacia el mismo horizonte, que es el bien del baloncesto. Tengo una sensación muy buena tras su llegada.

—En la posible reducción de equipos de la ACB, el tema de los ascensos desde LEB es intocable ¿no?

—No tiene ningún sentido el tema de la reducción y solo está encima de la mesa porque hay una serie de clubes, que son los de la Euroliga, que quieren jugar menos partidos en la ACB para que ese torneo tenga más espacio. Hay soluciones creativas para que equipos que no juegan tantos partidos puedan seguir teniendo su lugar para los aficionados y que los que más juegan en Europa también puedan reducir su actividad en la ACB. Aquí importa la creatividad y las ganas de encontrar la solución.

«Estamos volcados con el Mundial femenino. Las chicas deben disfrutar del torneo y si llega una medalla, mejor»

—¿Habla de un cambio de formato en la ACB?

—No seré yo el que entre a decirle a la ACB lo que tiene que hacer con su competición. Sí le digo a la ACB que en este tipo de soluciones creativas, si hay que echar una mano, que cuente con nosotros. Pero sin meter en la ecuación los ascensos y descensos. Es obvio que si suben equipos de LEB es bueno para todos. Se ha demostrado con Burgos y Guizpúzcoa. Son dos proyectos que se han consolidado, y los que vienen, como Breogan y Manresa, también apuntan a lo mismo. Esa ilusión que crea el saber que tienes un premio si haces las cosas bien es fundamental.

—¿Con todo lo que ha pasado, volvería a presentarse?

—He pasado dos años muy difíciles, que se han hecho muy duros. También le digo que se han pasado muy rápido. Miras atrás y piensas muchas cosas. Porque esto te afecta a tu vida personal de manera muy importante. En este momento, tengo una sensación de optimismo que me invade. Tengo la sensación de que todo lo hecho estos dos años tiene sentido y que nos permite mirar al futuro con ganas de disfrutar de ese trabajo. Vamos a crecer de la mano de la ACB, viendo cómo nuestras ligas crecen y mejoran las selecciones nacionales. Amo este deporte, si no no estaría aquí. Si disfruto estos dos años como espero que lo voy a hacer no me importaría seguir más tiempo. Si no es así, me lo pensaría mucho.

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