Un aviso antes del Mundial

Además de dar descanso a Rudy y Marc, Scariolo trató de repartir los minutos para no lastrar sus piezas. Willy Hernangómez y Ricky Rubio volvieron a ser los más entonados en un primer cuarto en el que la selección tropezó otra vez con uno de los problemas endémicos de la preparación. La falta de intensidad provocó que Rusia dominara el rebote , igualando el choque a base de segundas oportunidades.

El apagón de España llegó ya en el segundo cuarto. Un esperpento en sí mismo. Tanto, que el equipo solo anotó una canasta en juego en los diez minutos previos al descanso, lo que permitió a Rusia ampliar su ventaja. Que el equipo de Bazarevich no fuera una apisonadora permitió a la selección mantenerse con vida (27-32) , aunque el paso por los vestuarios no iba a mejorar casi nada.

Ricky Rubio , que sufrió un golpe en el codo antes del descanso, no volvió a actuar en todo el partido. En principio, su ausencia estaba programada, pero habrá que ver cómo evoluciona del traumatismo. Sin el director principal de la orquesta, España fue un desastre. Solo Willy Hernangómez parecía enchufado a un partido que resultaba más incómodo a medida que pasaban los minutos .

Rusia aprovechó esa desidia para ir aumentando poco a poco la diferencia y un parcial de 17-2 mediado el tercer cuarto terminó por decantar definitivamente el encuentro (38-57, min. 29). Acumulaba por entonces 16 pérdidas la selección , incapaz también de anotar si no era gracias al pívot de los Hornets. El atasco era general y se hacía más evidente en el perímetro, con un único triple en trece intentos.

Lo sonrojante del marcador obligó a España a hacer un esfuerzo adicional, encarnado por los dos hermanos Hernangómez. Dos triples consecutivos de Juancho dieron inicio a un parcial de 11-0 que dio esperanzas al equipo (53-61, min. 36). Un espejismo, pues Rusia se apoyó de nuevo en el rebote y en la falta de intensidad defensiva para mandar un aviso a la selección a tres días del Mundial. Una derrota contundente, la segunda en siete partidos de preparación, que debe servir a Scariolo para no permitir relajaciones excesivas ni siquiera en la primera fase, donde cualquier tropiezo puede pagarse caro.