Final de la Euroliga
Efes, un campeón que flota sobre litros de cerveza
Propiedad de la principal productora de esa bebida en Turquía, el Efes, rival del Real Madrid hoy en la final de la Euroliga,ha pasado en unos años de la sombra a ser el equipo a batir en Europa
Micic, durante la semifinal contra el Olympiacos
Crudo y caníbal. Así de imponente se presenta hoy el Efes en la Final Four de Belgrado. En tiempos donde los grandes escudos del baloncesto europeo se han tomado un descanso, aparecen los de Estambul para arrebatar la gloria a sus históricos oponentes. El partido ... contra el Olympiacos del pasado jueves, el mejor de los ejemplos para mostrar qué clase de equipo son los turcos sobre la cancha. Con un instinto de supervivencia depuradísimo y un talento individual que marca diferencias, el Efes se convirtió en dique para aguantar el torrente griego. Aupados por prácticamente todas las butacas del Stark Arena, los de Georgios Bartzokas buscaron dar un golpe crítico inicial. No fue posible. Pasito a pasito, pulgada a pulgada, que decía Al Pacino, los turcos se mantuvieron en pie y fueron despegando con el correr de los minutos. El Olympiacos, algo desgastado por el esfuerzo, comenzó a recibir las picotadas del estadounidense Shane Larkin, uno de los anotadores más escurridizos del continente, y fue herido de muerte por el serbio Vasilije Micic, un talento como no hay dos. Así de duro es el rival del Real Madrid en la final de la Euroliga ( 19.00 horas, DAZN ), un equipo alejado de la burguesía clásica del baloncesto, pero que ya intenta perpetrar su segundo golpe de estado continental consecutivo.
El Efes, fundado en 1976 y toda una eminencia en Turquía, con 15 títulos de liga, el que más del país, ha alcanzado la velocidad de crucero en tiempo récord. Su nacimiento se debe a que la empresa más famosa de cervezas y refrescos de Turquía, Efes Pilsen, decidió comprar el ya extinto Kadıköyspor de segunda división. Refundado con el nombre de sus burbujeantes nuevos propietarios, los de Estambul ascendieron al año siguiente y ganaron su primer campeonato liguero en su segunda campaña tras su nacimiento. Un inicio prometedor que fue a más gracias al colchón económico de su dueño, el multimillonario Tuncay Ozilhan (Kayseri, 1947), uno de los hombres con más tentáculos en el mundo empresarial turco. Asociado con Coca-Cola, también gestionaba McDonalds Turquía hasta hace unas semanas, antes de vender la empresa a un grupo de inversión catarí por más de 50 millones de euros.
Dinero y títulos locales que no se trasladaban al prisma europeo. Hasta el año pasado, el único equipo turco que había ganado la Euroliga era el Fenerbahçe, que alzó el título en 2016. Una estadística nacional pobre que, desde hace unos años, el Efes se ha propuesto cambiar. En la última década, el conjunto ha añadido piezas de manera gradual que le han permitido pasar de estar a la sombra continental a ser el rival a batir. La llegada de los ya mencionados Micic y Larkin ha supuesto el salto definitivo a la élite. El serbio explotó en el Efes tras unos dubitativos primeros pasos en la NBA (Philadelphia 76ers) y en clubes de Euroliga como el Bayern de Múnich o el Estrella Roja de Belgrado. Fue a su llegada a Estambul, en 2018, cuando de la noche a la mañana se convirtió en uno de los jugadores más determinantes, el único que seguramente le pueda hacer sombra a Nikola Mirotic como individualidad generacional. Con Larkin, ex del Baskonia y de los Boston Celtics, forma una punta de lanza muy bien ornamentada por veteranos de la talla del neoyorquino Bryant Dunston y el croata Krunoslav Simon, además de otros ex NBA como el francés Rodrige Beaubois o Elijah Bryant. Un grupo que en los tres años ha firmado la hazaña de sumar tres finales consecutivas de la Euroliga, competición de la que son actuales campeones.
Ataman, el líder
Pese a la gran plantilla de Efes, todos los dedos señalan su técnico, Ergin Ataman, como líder de la estampida. El turco, que vive su segunda etapa al mando del club desde 2018, es un torbellino en la pista y un ente abierto, incluso cercano, en las ruedas de prensa. Su mera presencia hace subir las pulsaciones a los aficionados turcos en las entrañas del Stark Arena y no pone mala cara a ninguna de las preguntas de los medios. Luego, en los partidos y tras el calentón del duelo, muestra su lado más fiero. Sin ir más lejos, tras ganar al Olympiacos, aseguró sin ningún tipo de duda que se llevarían su segunda Euroliga de Serbia. Gran amigo de Pablo Laso y madridista declarado, al menos en el plano futbolístico, el técnico se ha ganado la fama de antagonista de varios de los grandes clubes de Europa. Especialmente reprochado en Barcelona, pues desde que turcos y azulgranas se midieran en la última final, han tejido una amplia rivalidad. El 13 de enero, tras ser expulsado del Palau, abandonó el pabellón mientras dirigía un amplio repertorio de provocaciones a la grada local. Un hombre de dos caras que dirige al club más temido del continente.
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