El Madrid se complica su futuro en Europa

El CSKA es un equipo construido a golpe de talonario, que parte siempre como favorito, pero suele diluirse con el paso de la competición para acabar estrellándose en la Final Four. Así le ha ocurrido desde 2008, la última vez en la que los rusos consiguieron levantar el título , en una alegría postrera que se produjo en Madrid en el mismo escenario donde ayer volvió a exhibir las virtudes que le sitúan en el primer puesto para relevar al campeón.

El primer cuarto fue un escaparate del muestrario infinito que acumula Itoudis en su banquillo. Al talento de Teodosic o De Colo , se sumó el acierto exterior de Vorontsevich, la finura de Freeland en la pintura o el físico de Higgins y Kurbanov . Un crisol de virtudes tan diferente que obliga al rival a un esfuerzo extra para igualar el marcador. Aceptó el reto un Madrid sin fisuras, en el que por primera vez en la temporada nadie desentonó. Fue la entrada de Hines lo que desequilibró el choque y comenzó a dar al CSKA sus primeras ventajas importantes.

El jugador americano, uno de esos pívots atípicos por su corta estatura, fue un suplicio para la defensa blanca. Canastas sencillas que lideraron un parcial culminado por Fridzon que obligó a Laso a sacar bandera blanca (30-39, min. 14). Entre Sergio Rodríguez y Ayón limitaron los daños, mínimos al descanso tras un triple de Llull sobre la bocina, aunque ya se anticipaba un cansancio que resultó vital en el último tramo del choque.

El paso por los vestuarios endureció el partido, con reparto de daños para ambos equipos, aunque fue el Madrid el que salió más magullado del duelo por su mala noche desde la línea de tiros libres. Hacía el Madrid la goma, amparado más en el corazón que en la cabeza, hasta que De Colo y Fridzon comenzaron su particular festival exterior . Cuatro triples consecutivos que derribaron la por entonces ya débil resistencia blanca (71-83, min. 36).

Tocaba apelar a la épica, y aunque los blancos llegaron a ponerse a cinco puntos con un minuto por jugarse (85-90), esta vez no hubo milagro y el campeón tendrá que buscar lejos del Barclaycard Center —donde disputará sus próximos cuatro encuentros— el camino hacia los cuartos de final . Un camino escarpado que le llevará a Lituania, Atenas, Barcelona y Vitoria, aunque es ahí, con todo en contra, cuando sale a relucir su mejor versión.