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El Real Madrid sigue deprimido

Cayó derrotado ante el Montepaschi y abandona la Final Four como cuarto clasificado

El Real Madrid sigue deprimido EFE

emilio v. escudero

48 horas después de caer eliminado ante el Maccabi, el Real Madrid evidenció frente al Montepaschi que aún le duraba el berrinche. Los italianos, sin hacer nada del otro mundo, se llevaron el duelo por la tercera plaza, dejando a Molin con un trabajo extra ... de recuperación anímica de cara a los play offs de la ACB. [Narración y estadísticas]

El técnico italiano fracasó a la hora de mentalizar a sus jugadores, que salieron a la cancha del Sant Jordi sin ningún tipo de tensión. De hecho, a los cinco minutos, ya perdían por diez puntos (2-12) y, lo que es peor, no tenía pinta de ir a mejor. Tuvo que pedir un tiempo muerto Molin para apelar al orgullo y frenar la sangría del Montepaschi, que amenazaba con infligir al Madrid una derrota histórica.

La reacción llegó de la mano de Llull, casi el único madridista que entendió la filosofía del partido. Tras su mala actuación del viernes, el balear cuajó un gran encuentro contra el Siena (23 puntos) y permitió al Madrid mantenerse con opciones durante gran parte del partido. El problema fue que Llull se quedó solo en esa tarea de lucha y el Montepaschi empezó a acumular diferencias en el marcador que resultaron insalvables.

Con Bo McCalebb al mando, a los italianos les bastó con poner un poco de tensión al juego para sentirse superiores. El base americano le dio la tarde a Sergio Rodríguez, desbordado por la rapidez del espléndido jugador del Montepaschi, y también amargó a Pablo Prigioni. Entre los dos bases del Real Madrid sumaron –7 de valoración, un dato demoledor que refleja la ausencia de dirección que sufrió el Real Madrid.

A esas lagunas en el juego se le unieron las pérdidas de balones, 10 al descanso y 19 al final del partido. Sin acierto en el tiro exterior, lo único que quedaba era buscar la pintura, pero por ahí tampoco había señales de vida. Tanto, que Molin tiró de Begic y Velickovic, con los que no contó en la semifinal, para tratar de buscar una solución mágica. No la encontró y sólo la vergüenza torera de Tomic y las ganas de Mirotic (vigilado por muchos ojeadores de la NBA) permitieron maquillar el resultado.

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