Beirán, un campeón del mundo para dar fe al Estudiantes

En el grupo estudiantil que dirige Diego Epifanio destaca Javier Beirán (Madrid, 35 años), no todos los días se ve a un campeón del mundo en segunda división. El alero, relevante figura del baloncesto español y tras una gran carrera en Canarias, a medio camino entre el Gran Canaria y el Tenerife, decidió rechazar ofertas mucho más jugosas el pasado verano y abandonar las islas (su mujer y sus hijas nacieron allí) para abrazar el caos de la capital, volver al club de sus amores, donde jugó en la cantera y donde debutó como profesional.

Beirán llega al pabellón relajado, pero con determinación en sus palabras. «A principio de temporada quizás nos fijamos unas expectativas demasiado absolutas en cuanto al ascenso. Eso no nos ayudó a la hora de competir, y llevó al grupo y a la afición a desilusionarnos un poco antes, pero es cierto que ahora estamos a dos partidos de subir. Volvemos a creer, pero por el nombre no vamos a ganar. Hay que luchar», explica a ABC el jugador, quien ha tenido que reinventar su baloncesto tras una década batallando en la élite. «Ha sido un año complicado, una liga en la que nunca había militado, muy diferente en cuanto a estilos de juego y arbitrajes si se compara con la ACB, quizás con unas expectativas diferentes a las que tenía cuando volví. Además he sufrido algunas lesiones que nunca había tenido en mi carrera», narra el alero. Marc G asol , inevitablemente, se cuela en la conversación: «Es un jugador que aun jugando a un ritmo más lento es un absoluto dominador. Su mera presencia en la zona intimida. Cuando él llega, el Girona está en descenso, ahora organizan una Final Four de ascenso».

Fueron los desastrosos últimos años del equipo y la pérdida parcial de su identidad los que influyeron en la vuelta de Beirán al Estudiantes, sobre todo la última campaña, en la que parecía que el escudo convivía con una maldición: el campo de la cantera, conocido coloquialmente como ‘La nevera’, fue destruido por la ventisca Filomena en enero de 2021, los brotes de Covid dejaron al equipo sin competir durante varias semanas y muchos de los fichajes estrella que parecían acercar al equipo a la salvación, como el del campeón de la NBA José Juan Barea , acabaron por ser un callejón a ninguna parte. «Desde fuera veía que se echaba de menos al jugador español, había muchos cambios en las plantillas de un año para otro y para el aficionado era muy difícil verse reflejado en el campo. Además, volver para ayudar al equipo a ascender es un reto personal que me planteo cuando ficho en verano. Es un título a nivel emocional, aunque no haya trofeo».