El Real Madrid saca billete para «su» Final Four

El dominio del rebote había marcado los tres duelos anteriores. Una batalla en la que el Madrid ha dominado durante la temporada, pero que ante el Efes solo ha podido ganar a duras penas. Tocaba bajar al barro y pelear de tú a tú para evitar un quinto partido, así que los blancos salieron dispuestos a no encajar grandes parciales para no verse abocados a protagonizar remontadas de incierto final.

Sin el inicio fulgurante de anteriores choques, los blancos mejoraron sus prestaciones en el primer cuarto. Dominio del rebote y un aceptable tiro exterior (4 de 8 al final del primer cuarto) que, por el contrario, no les llevó a liderar el marcador (21-18). Esta paradoja se cimentaba en el buen trabajo de Saric y Krstic, además de alguna dudosa personal con la que el Efes sacó ventaja de los tiros libres.

La igualdad se rompía a tirones, con Heurtel comandando las operaciones turcas y Llull y el Chacho sofocando los incendios que provocaba el francés. Un encuentro de ida y vuelta, con intercambio de canastas, en el que poco a poco se fue imponiendo el equipo de Ivkovic (39-33, al descanso).

Aún no había comenzado el festival blanco. El de verdad. El que le llevó a dejar a su rival en apenas 10 puntos en el tercer cuarto -que eran tres a falta de un minuto y medio para el final-, en el que encarriló su triunfo y su clasificación para la Final Four. Un torrente defensivo insuperable para su rival. Con cambios constantes en los sistemas para frenar al Efes, perdido ante la intensidad blanca. Sólo Janning, en un triple afortunado, había acertado con el aro blanco en los primeros ocho minutos de cuarto, en los que el Madrid, con un Felipe Reyes espectacular, había dado ya la vuelta al marcador (42-46).

La irrupción de Bjelica, un secundario hasta el momento en la serie, equilibró el marcador antes del último período (49-51). Diez minutos que el Madrid abrió con un parcial liderado por Carroll que le puso nueve arriba, su máxima ventaja del partido (49-58). Apareció Krstic, omnipresente durante toda la eliminatoria, para apaciguar los ánimos y regalarle una última vida al Efes. La enésima (57-58, min. 33).

Faltaba por aparecer Rudy, excepcional en el apartado defensivo, pero aún dubitativo en ataque tras su lesión. El balear ajustó su mira justo cuando más lo necesitaba el Real Madrid y sacó a relucir su clase con una canasta imposible y dos triples lejanísimos con los que silenció el Abdi Ipekci.