El Barcelona reaviva las dudas del Madrid

Las bajas del Barcelona –que no pudo contar con cuatro de sus habituales jugadores– preveían un duelo más asequible para el Real Madrid. Sin Navarro, Oleson, Abrines y Nachbar, Xavi Pascual tuvo que improvisar un cinco inicial, con Hezonja asumiendo galones impropios de sus 19 años. El croata, una de las perlas de la cantera, marcó el camino del triunfo para el Barcelona en la primera acción del partido. Recogió el balón en el perímetro y se encontró un pasillo directo hacia canasta. Expedito. Un mate que Doellman repitió en la siguiente jugada y que fue una constante durante toda la primera mitad, en la que el Barcelona anotó con una facilidad impropia del rival que tenía enfrente. 36 de los 47 puntos anotados en la primera mitad por los azulgranas llegaron en la pintura. Todos, menos los tiros libres y los dos triples conseguidos por Lampe y Hezonja.

Enfrente, cada canasta del Real Madrid era un parto. Atascado en ataque, el equipo de Laso sobrevivía gracias al talento de Llull y a las ganas de Maciulis, el único que parecía querer ganar el partido. El regreso interruptus de Sergio Rodríguez –apenas duró unos minutos en la cancha– tampoco puso remedio a los males blancos, incapaces de defender el bloqueo directo con el que los azulgranas les golpeaban una y otra vez. Nunca lo tuvo tan fácil Tomic para encontrar la canasta. La única buena noticia para el Madrid era que al descanso, a pesar del roto, solo perdía por siete puntos.

El paso por los vestuarios sirvió para algo más que recuperar fuerzas. Al menos en el caso del conjunto madrileño, cuya actitud cambió radicalmente en el tercer cuarto. La intensidad defensiva de Nocioni, Maciulis y Rudy Fernández contagió al resto de sus compañeros y el margen en el marcador se estrechó casi al mínimo (49-46, min. 22) nada más regresar de los vestuarios.

El Madrid, que había llegado a ir perdiendo por diez puntos, estaba a tiro de una canasta y, lo más importante, con la sensación de poder llevarse la victoria. Funcionaba el equipo por primera vez, con el Barça sin ideas en ataque. Solo Tomic y Doellman anotaron para los azulgranas en este cuarto, el único que el Real Madrid dominó ayer, pero la tendencia se invirtió de nuevo con la salida de Llull de la cancha.

Lesionado Sergio Rodríguez, la batuta recayó en manos de Campazzo, superado por los acontecimientos. No es mal jugador el argentino, pero hasta que no se libere de la ansiedad que le rodea en cada acción no terminará de brillar en Madrid. Su entrada en la cancha devolvió la iniciativa al Barça, cuyo parcial de 8-0 en el último período dejó sin opciones a los blancos (71-60, min. 37).

Una derrota que reaviva las dudas en Madrid y pone presión antes de viajar a Málaga, donde mañana jugarán ante el Unicaja con algo más que el liderato de la Liga Endesa en juego.