Mundiales de Atletismo

El balance de España en Budapest: un salto adelante con carencias

España acaba con más oros que nunca, pero con una dependencia excesiva en la marcha

La marcha y el bosque

La expedición española, con Katir a la cabeza, a su regreso a España Efe

Los números puestos en frío hablan de un gran Mundial de atletismo para España. Se igualan las cinco medallas de Stuttgart 1993, Atenas 1997 y París 2003, tope histórico de la selección, y se mejora en cuanto a oros. Nunca se habían conquistado cuatro. ... Aumenta también el número de finalistas hasta diez, el mejor registro desde Osaka 2007. En el medallero España es tercera, solo por detrás de Estados Unidos y Canadá —hubiera sido cuarta tras Jamaica de no ser por el colosal esprint de la neerlandesa Femke Bol en el 4x400 femenino, la prueba que cerró los campeonatos, una de las imágenes del Mundial—.

Y en la clasificación por posiciones, la que asume también la importancia de los finalistas, aparece en séptimo lugar, el segundo mejor de la historia por detrás de Edmonton 2001, donde hubo 17 españoles entre los ocho mejores del mundo y se escaló hasta la séptima posición.

Hay motivos para el optimismo, porque se continúa el buen rendimiento que se mostró en el último Europeo de Múnich. Y sin embargo, nadie parece estar plenamente satisfecho. La culpa, en este caso, la tiene la excesiva dependencia en la marcha, que como poco se lleva tres cuartas partes del mérito y maquilla en cierto modo el resultado global del equipo.

Los dobletes de María Pérez y Álvaro Martín fueron las únicas grandes alegrías hasta que Mohamed Katir desafió y puso al límite a Jakob Ingebrigtsen en la jornada final. Esa plata, única medalla en la pista del estadio nacional de Budapest, se queda corta.

«Las estadísticas cada uno las puede interpretar como quiera para su beneficio», analiza Pepe Peiró, seleccionador nacional, tras la conclusión del Mundial. «Evidentemente, pienso que no somos la tercera potencia mundial, pero hemos tenido muy buenas actuaciones y no vamos a desmerecer las medallas de María y de Álvaro, ni mucho menos».

En la Federación están convencidos de que la línea es ascendente. Piensan que en un escenario general muchísimo más competitivo que en años anteriores, están siendo capaces de dar la cara. «No va a ser fácil repetir estos resultados acorde a nuestra realidad deportiva», traslada Raúl Chapado, presidente de la Federación y recién elegido vicepresidente de World Athletics. Desde esa nueva posición le va a tocar defender aún con más ahínco a la marcha.

Finalistas españoles en Budapest

  • Primeros: María Pérez (20 kilómetros marcha) / Álvaro Martín (20 kilómetros marcha) / María Pérez (35 kilómetros marcha) / Álvaro Martín (35 kilómetros marcha)
  • Segundo: Mohamed Katir (5.000 metros)
  • Cuarto: Adrián Ben (800 metros)
  • Quinto: Cristina Montesinos (35 kilómetros marcha)
  • Sextos: Fátima Diame (Longitud) / Mario García Romo (1.500 metros)
  • Octavo: Tessy Ebosele (Longitud)

Porque lo más preocupante ahora para España es que es justo esa especialidad, el tradicional caladero de medallas de la selección, la que está en riesgo de desaparecer tanto del programa olímpico como del de los mundiales. «No creo que haya país más interesado ahora mismo que nosotros en salvar la marcha», dice Chapado. «Habrá que trabajar mucho. Muchas veces parece que son medallas de segunda división y no es verdad. Hay que poner la disciplina en valor. En Budapest su puesta en escena ha sido espectacular».

Para el futuro se confía también en la buena actuación de atletas que en la capital húngara se han quedado a un pasito de las finales, pero que por edad están aún lejos de su mejor nivel: María Vicente, Jael Bestué, Mohamed Attaoui... Y se cuenta también con los ausentes. En el Mundial faltaban la última medallista olímpica, Ana Peleteiro, y uno de los medallistas en Eugene, Asier Martínez. También el vigente campeón de Europa y campeón del mundo en pista cubierta de 800, Mariano García. Tampoco se pudo contar con Jordan Díaz, que hubiese sido oro en triple salto con igualar su récord de España. «Todos ellos nos van a fortalecer», explica Peiró. «Contando con todos, los que estaban aquí y los que no, pinta muy bien París».

El Mundial deja claro también que hay asignaturas pendientes. La aportación de España en los lanzamientos y los saltos verticales es residual, y eso limita las opciones para el futuro. «Desde este año ya hay en marcha un plan especial para salto con pértiga y de lanzamientos en general», dice Peiró sobre cómo trabaja la Federación para paliar esas carencias. «Y con la altura hemos empezado con gente más joven porque era lo que requería la prueba».

«Nos fijamos en modelos como el del Reino Unido, Canadá, Holanda, Noruega... Son países en los que se está trabajando muy bien», concluye Chapado. «No nos podemos conformar, pero creo que hay que valorar las cosas que hacemos bien. Tenemos muchísimo potencial y hay grandes potencias que se van de aquí casi sin medallas o directamente sin ninguna». Y se acuerda, sin decirlo, de Francia o Alemania.

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