Nahuel Molina, de no jugar en Boca a brillar en el Calcio

Que Molina iba a vestir los colores de un equipo grande era un secreto a voces. Maravilló en Údine, fue junto a Deulofeu el mejor activo ofensivo de los del Friuli y llamó la atención de las potencias del Calcio, pero el cordobés solo escuchó la llamada de su compatriota Simeone. Siguiendo los pasos de su compañero Rodrigo de Paul, con quien coincidió en el noreste de Italia y en la selección argentina, ficha por un Atlético que, salvo las incorporaciones de Witsel y Samuel Lino (tendrá que cederle su plaza de extracomunitario), y el retorno de Morata, Saúl y Gbric, tratará de recuperar su trono en LaLiga con una plantilla continuista.

El camino de Nahuel hacia la élite del fútbol europeo ha sido cuanto menos sinuoso. En su temprana infancia, el cordobés destacó en su Embalse natal y, a los once años, dejó a su familia para intentar luchar por el sueño que tantos bisoños anhelan. El chico se marchó a Buenos Aires, a una academia que el Barcelona tenía en la localidad de San Justo. Allí pasó su temprana adolescencia, despuntó en las posiciones de mediapunta y extremo e incluso fue seleccionado para viajar a España a entrenar con las inferiores del Barça. Sin embargo, por primera vez en su vida deportiva, Molina conoció la desilusión cuando su vinculación con el club azulgrana llegó a su fin.

Pero otro gigante del fútbol se cruzó en su camino. Boca Juniors le reclutó para su cantera y allí, ya desde el lateral diestro, se convirtió en una de las joyas de la academia Xeneize. Tal fue su ascensión, que debutó con el primer equipo de Boca con 17 años. Pero, pese a jugar nueve partidos en aquella temporada 2015-16, Nahuel nunca acabó de asentarse en la banda de La Bombonera. En la siguiente temporada regresó al filial y en las dos campañas sucesivas fue cedido a Defensa y Justicia y a Rosario Central respectivamente. Consolidado en Primera División, el joven Molina volvió a Boca con la ilusión de renovar su contrato y consolidarse, al fin. Sin embargo, los bonaerenses tenían otros planes. En junio de 2020, Nahuel quedaba libre. «Nunca pudimos arreglar el contrato, fue el momento más amargo de mi carrera. Me hubiese gustado jugar allá muchísimo más», comentó años después.

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Ese mismo mes de junio, el eterno rival de Boca, River Plate, intentó ficharle, pero Molina había decidido cruzar el charco para jugar en el fútbol más competitivo del planeta.

El Udinese, club acostumbrado a encontrar talento en Sudamérica, intuyó su clase y reclutó al veloz carrilero para jugar en la Serie A. Y, ciertamente, dos temporadas en el campeonato italiano le han bastado para sorprender a Europa. Nahuel es un 'rara avis', un lateral que vive para el juego de ataque. Es veloz, trata bien a la bola con ambas piernas, sabe asociarse, asiste y, sobre todo, tiene gol. Pese a su posición en el verde, Molina firmó ocho goles en la temporada pasada, siendo el tercer máximo artillero de Udinese tras los atacantes Beto y Deulofeu. Además, su variabilidad de cara a portería es extensa: sabe definir en el mano a mano y tiene un gran disparo lejano (la mitad de sus tantos en la campaña pasada fueron desde fuera del área; además de ser uno de los lanzadores principales del balón parado). Asimismo, Molina fue el defensa más goleador de las cinco grandes ligas del continente.

Para sorpresa de muchos, el seleccionador de Argentina, el ex del Deportivo Lionel Scaloni, dejó fuera de la lista para la Copa América 2021 a Juan Foyth tras una buena campaña del polivalente defensor en el Villarreal. El motivo fue la inclusión de Nahuel Molina en la nómina, un chico no muy conocido de 23 años que se había ganado la titularidad en Údine en su primera temporada en la élite europea. Como el propio entrenador reconoció, su ayudante, otro ilustre como Walter Samuel, había estado en numerosas ocasiones en el Dacia Arena siguiendo los pasos de Nahuel. La capacidad de asociación y el desborde del de Embalse maridaban a la perfección con las características del equipo nacional argentino.

Tal fue su agrado que en la Copa América fue titular en el lateral diestro en la defensa de cuatro. Fue clave en la fase de grupos, jugó los 90 minutos ante Ecuador en cuartos, pero en la semifinal ante Colombia fue sustituido al descanso; Luis Díaz estaba lastimando a la albiceleste por el costado de Molina. En la final ante Brasil, Montiel le arrebató la su lugar en el once ante el peligro de extremos como Richarlison o Vinicius. Porque el punto débil de este jugador se encuentra en el aspecto defensivo: es liviano y, en ocasiones, poco consistente. Por tanto, su posición ideal en el campo es la de carrilero derecho en defensa de cinco, justo lo que el Cholo proponía en el Atlético.

El internacional argentino superó sin problemas el reconocimiento médico, entrenó ayer con el grupo y se espera que pueda debutar este sábado en un amistoso ante el Manchester United.