El Atlético sonríe al ritmo de Memphis y Azpilicueta

La afición del Metropolitano, además de tener en Joao Félix –que recibió una sonora pitada en la previa del encuentro– su principal villano, tiene un nuevo ídolo: César Azpilicueta. En la puesta en escena del navarro como jugador del Atlético, cuajó una actuación impecable. Se ganó el favor del público gracias a su perfecta disposición táctica, continuas intercepciones e, incluso, aventuras ofensivas. En un encuentro en el que casi nadie brilló, el ex del Chelsea fue el más destacado.

Seis minutos tardó la noche en nublarse para Simeone y la parroquia colchonera. Koke se tuvo que marchar sustituido por una molestias musculares tras una mala pisada. En su lugar ingresó al terreno de juego Pablo Barrios, en la posición de pivote como venía haciendo en pretemporada.

Con el faro del centro del campo fuera de combate, De Paul asumió el papel de generador, con Carrasco como único agitador de jugadas. Pero el protagonista indiscutible de los primeros 45 minutos fue Morata. La primera mitad del delantero colchonero fue pintoresca. Arrancó con un mano a mano errado, reclamó un penalti con más fe que argumentos, siguió con una falta sobre Sergio Rubio en la que coqueteó con la agresión y un remate inexplicable con la mano que le costó una amonestación. Y, como no podía ser de otra forma, se coronó con gol. Vallejo se desorientó cuando un balón lateral caía sobre su posición y cedió con el pecho el esférico para que el madrileño, absolutamente solo ante Ferreira con tiempo y espacio, adelantara a los suyos.

El Granada ponía poca oposición al conjunto local. Melendo de tanto en tanto conseguía estirar las cortas posesiones nazaríes y el joven Samu era el único incomodaba mínimamente a la zaga atlética. Después del entretiempo, los de Paco López salieron con otro aire. El delantero melillense avisó primero y golpeó después. Dispuso de un cabezazo que le salió demasiado centrado, pero minutos más tarde Gonzalo Villar robó en una salida temeraria de Carrasco y, gracias a un gran centro-chut, Samu puso el interior para fusilar a Oblak e igualar la contienda.

La alegría granadina por el empate fue efímera. Memphis, que sustituyó al omnipresente Morata, recogió la pelota a 30 metros de la portería y registró el gol de la primera jornada en la Liga y uno de los tantos de la temporada. Un derechazo imparable que se iba abriendo hacia la escuadra de la meta de Ferreira y quitó las telarañas que el verano hubiera podido dejar en el Metropolitano.

Las instrucciones de Simeone en la pausa de hidratación fueron meridianas: «Vamos a atacar, vamos a atacar». Y así lo hicieron sus pupilos. Memphis quiso gustarse con un taconazo que no salió, Saúl pudo doblar la ventaja con un testarazo replegado por el guardameta nazarí y el neerlandés y Correa desaprovecharon un contrataque manifiesto. Llorente, en la última jugada del encuentro, puso el tercero recogiendo el esférico de una acción a trompicones del delantero argentino. A pesar de mantener el suspense casi hasta el final, parada de Oblak en el descuento incluida, un Atlético de Madrid superior al Granada sumó la primera victoria de la temporada para poner los tres primeros puntos en su casillero.