Athletic Club 2 - Atlético 0
El Atlético baja a la tierra en San Mamés ante un Athletic imponente
La Liga | Jornada 17
Los goles de Guruzeta y Nico Williams completan el baile de los de Bilbao, que merecen el triunfo desde el primer instante del partido
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Iniciar sesiónReza un Padre Nuestro el vestuario del Athletic, se abrazan sus hombres en círculo y encaran la salida al césped totalmente emocionados. No es para menos porque está San Mamés precioso en el último partido del club en Bilbao en su 125 aniversario. ... Bajo un mosaico rojo y blanco que colorea el imponente graderío, el personal canta con los ojos humedecidos. Pero tras la ovación cerrada a Iribar y el saque de honor de Jon Rahm, toda esa ternura hasta entonces protagonista se convierte en fiereza. Silba Gil Manzano, rueda el balón y el Athletic, con un afán desmesurado, atemoriza al Atlético de Madrid. Sólo han pasado cinco minutos y los vascos ya merecen ir ganando después de una bella jugada entre Iñaki Williams –en su partido 400 con los vizcaínos– y Sancet que es rematada con atino por Guruzeta, aunque un milagro de Oblak evita lo evidente. Muy pronto, quizá demasiado, el Atlético descubre que debe lidiar con el terror.
El tantas veces bravo equipo de Diego Pablo Simeone está encogido, asombrado tal vez por los continuos y dolorosos golpes que el Athletic asesta en su rostro. Saúl parece un simple boceto del futbolista que un día fue –qué manera la suya de perder el control de la pelota–; Molina confirma su mala temporada al ser regateado una y otra vez con suma facilidad, con sorna incluso, por un chico de apellido Williams y de nombre Nico; por la otra banda, su hermano Iñaki también destroza la débil barrera defensiva de Lino; y el turco Soyuncu, en su primera titularidad atlética, vive una pesadilla ante los inteligentes desmarques de Guruzeta.
Es realmente increíble que el Athletic no haya marcado, pero el poste ha repelido dos disparos de los hermanos Williams, Oblak está brillante en un mano a mano a Nico –tan hábil y creativo como desacertado de cara a portería– y la defensa visitante, desbordada, achica aguas sin demasiado éxito. La superioridad es tan monstruosa que la lógica, con la ayuda de una zancadilla infantil de Soyuncu al mismo Nico, decide intervenir: el penalti es tan claro que nadie se atreve a protestarlo, pero, en las puertas del gol, Sancet patea el balón a la grada.
Athletic - Atlético, estadísticas del partido
Todos los números y datos del encuentro de la Liga entre Athletic, de la jornada 17
Sobrevive el Atlético de manera inverosímil. Su fútbol, ramplón, se basa en perseguir sombras, en pedirle a Dios que el temporal amaine. No obstante, gatea hacia el refugio del descanso y respira aliviado y aún intacto ante el momentáneo fin del bombardeo. Necesita soluciones el Atlético e interviene Simeone: tras 45 minutos horribles, manda el argentino a Soyuncu y Molina a la ducha e introduce a De Paul y Giménez. Pero, al margen de los errores individuales, el mal es endémico. Y para sorpresa de nadie, a la vuelta de vestuarios, Guruzeta convierte en gol un buen centro de Ander Herrera bastante mal defendido por Witsel.
El 1-0, lejos de servir de escarmiento, de correctivo tras una tarde escasa de fútbol y repleta de miedo, ahonda la pena de los visitantes. Y, claro, en este descorazonador contexto es difícil encontrar a Griezmann en zonas favorables. Podría la infinita calidad del galo ser el salvavidas de los madrileños; sin embargo, la falta de balón le empequeñece de tal manera que Simeone, vislumbrando el desastre en el horizonte, le sustituye por Correa a la hora de partido.
Recompensa al perseverante
Entretanto, el juego del Athletic, intenso, incisivo, no desacelera. Bailan felices los Williams por ambas bandas, cabalga exultante Sancet entre líneas, demuestra el joven Beñat Prados que puede ser un muy buen centrocampista. Merecen los de Valverde duplicar su ventaja y esta se torna en realidad de la forma más bella posible en el minuto 64: un disparo cruzado, a la misma escuadra, del perseverante Nico; ese chico que, a pesar de sus mil fallos, jamás dejó de intentarlo. Vencen con holgura los de Bilbao a un equipo que se sentía intocable; baja a la tierra el Atlético, que a base de golpes, por si se le había olvidado, recuerda que, como todos, es un simple mortal.
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