Un accidente del Atlético

Dificultades de toda traza para el Atlético en Anoeta, el coqueto estadio a las afueras de San Sebastián. Atolladeros, bretes , inconvenientes, cualquier sinónimo vale para describir el tránsito de los colchoneros en esta tierra de nadie que se ha convertido la Liga salvo para los que de verdad se juegan el cocido. El Atlético puede ser segundo o tercero en la Liga, pero no hay periscopio que mire al campeonato, al título que tiene el Barcelona a golpe de clic.

Conflicto con la motivación para la tropa de Simeone, obstáculos severos de Vrsaljko para operar por el lateral izquierdo sobre todo en defensa, ahogos de Juanfran para llegar a la línea de fondo como sucedía hace unos años, impedimentos técnicos de Gameiro para sujetar el balón con firmeza y dirigirlo hacia el lugar convenido y, sobre todo, los inesperados apuros de Thomas para precisar los envíos y combinar con la claridad de otras tardes. La secuencia de escollos se hizo patente para el Atlético en Anoeta ante un enemigo en zona franca, lineal y sin objetivos claros a la vista. La Real Sociedad no llega a la franja europea y tampoco le aprieta el corsé por el descenso. Jugó con más intensidad y lucidez el cuadro vasco, suficiente bagaje para catapultarse ante un Atlético perdido en la primera mitad.

El empuje de la Real derivó en un gol a contrapelo de los usos y costumbres atléticos. Amagó Oyarzábal, se zafó una vez más de Vrsaljko y, mientras defendían siete jugadores del Atlético dentro del área, el balón terminó en el único adversario a la vista. Dio un paso atrás William José, se desmarcó con inteligencia y largó un derechazo imposible para Oblak.

Ninguna respuesta potable del Atlético en el intervalo hasta el descanso, salvo una salida trenzada desde Oblak a Gameiro en cuatro pases que el árbitro segó por una mala apreciación en el fuera de juego. Pese a que Simeone habló hace meses de la importancia de las últimas cinco jornadas, a veces el equipo da la impresión de llegar a ese tramo en la reserva, un día repleto y otra al siguiente medio vacío . Tocó esta vez el hueco deshabitado, el camino sombrío si la pelota no pasaba por Griezmann y éste era capaz de aclarar el panorama con su fútbol limpio.

La réplica táctica vino de parte de Simeone. En el minuto 53, el Atlético tenía a Vrsajlko por la derecha y Saúl en el lateral izquierdo, Vitolo y Griezmann como volantes y Torres en punta con Gameiro. Se marcharon Juanfran y Correa , desafortunados ambos.

Los cambios insuflaron brío al Atlético durante muchos minutos. Sin articular un fútbol de tronío ni nada que se le parezca, el equipo sí se reconoció en el espejo. Muchas llegadas al área rival, mucha gente intentando rematar los saques de esquina, los rechaces, los centros laterales... Claridad no hubo y esto se acentuó según se aproximaba el final y el gol no asomaba.

En esta faceta es especialmente desesperante la impericia de Gameiro , un delantero letal en el Sevilla y pura ofuscación en el Atlético. Tampoco Fernando Torres se mostró rotundo polémico siempre con el balón en los pies.

Crecieron las pérdidas de balón, demasiadas, y aquello desembocó en sentencia. El árbitro, que se había equivocado en todos los fueras de juego a favor del Atlético, no pitó nada en el toque de William José que dejó solo a Juanmi y acabó en el 2-0. El prólogo del 3-0, también obra de William José.