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Atlético-Athletic

Halagos para el mejor Griezmann

Simeone ensalza el gran momento del delantero francés, a quien la parroquia colchonera discute

José Carlos Carabias

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Como único pasajero capaz de otorgar emoción a la Liga, el Atlético persigue al Barcelona (diez puntos) en medio de una paradoja: el mejor jugador del equipo, Antoine Griezmann, se encuentra en el punto de mira de sus aficionados. El francés ha cometido todos los errores posibles desde el perfil de las relaciones sociales y la cohesión corporativa, el público se lo ha recordado, pero esta tirantez no ha afectado a su fútbol. En enero y febrero se ha exhibido impecable y determinante (cinco goles en los últimos seis partidos, pases decisivos y puntos para su equipo) y en esa tesitura, en la previa del choque ante el Athletic, asoma Simeone. El argentino ha llenado de halagos a Griezmann en premonición de otro desencuentro.

«Es un chico fantástico, con ilusión, alegría y humildad. Es un tipo de los que hacen vestuario», cuenta de él Simeone. El último recuerdo de Griezmann en el Wanda fue un desplante a los hinchas , que silbaron de forma tenue por un contragolpe frenado por el francés en decisión táctica. El asunto no le resbaló, sino que reaccionó a la brava: se molestó con un gesto malencarado. «La gente no puede convivir con él día a día. Yo si fuese hincha del Atlético haría todo lo posible para no perder a Griezmann», ensalzó el entrenador sudamericano.

Jugadores silbados

La afición rojiblanca ha silbado a muy pocos jugadores (Forlán, Pablo Ibáñez, Pato Sosa o Jackson Martínez) en los últimos lustros. Y Griezmann es uno de ellos por los devaneos con el Manchester United y el Barcelona que no ha zanjado de ninguna manera. Fue pitado cuando Simeone lo sustituyó contra el Real Madrid y también en el último partido ante el Valencia, con menos mordacidad, por ese contragolpe frenado. Pese a que los fichajes de Diego Costa y Vitolo colmaron de ilusión a la gente atlética, la influencia de Griezmann es superior al contagio que ha impulsado el juego enérgico de Costa. Durante 2018, el galo ha participado en diez goles de su equipo: siete como finalizador y tres como asistente. Y, por encima de las estadísticas, cunde su fútbol combinativo, ingenioso y diferente en un grupo blindado con granito.

A Griezmann no le ha erosionado el alejamiento de los hinchas, que celebran sus goles, pero recelan porque temen un traspaso por cien millones (su cláusula de rescisión) al final del curso. El delantero ha modificado su talante apático del primer tramo de la temporada. Ahora defiende como un poseso . En La Rosaleda, ante el Málaga, fue decisivo como integrante de la cadena protectora, además de autor del único gol.

Griezmann se reencuentra esta tarde con su enemigo favorito. Al Athletic de Bilbao le ha mordido muchas veces: ocho dianas en quince encuentros en sus dos etapas en la Real Sociedad y en el Atlético. En el grupo de Ziganda faltarán sus mejores realizadores, Aritz Aduriz y Raúl García. «Perderán juego aéreo, pero ganarán velocidad. Seguramente jugarán con Williams por delante», pronosticó Simeone.

Al Atlético vuelven dos soportes. Oblak, enfermo en la Europa League, en la portería. Y Diego Costa, en el ataque junto a Griezmann. Por el centro del campo, la franja en la que sufre este año el Atlético, jugarán Koke y Saúl, intocables para el técnico argentino, mientras que Gabi, Correa, Carrasco y el canario Vitolo se disputarán las otras dos plazas.

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