Brujas-Atlético
La extraña pareja del Atlético
Las lesiones han dado un impulso a Arias y Kalinic hasta ganarse la confianza de Simeone. Los rojiblancos buscan ser primeros de grupo
El Atlético echa el cierre en Brujas a una irregular fase de grupos que llegó a poblarse de nubarrones tras la debacle en Dortmund, pero que puede acabar envuelta en confeti. Sellada la clasificación para octavos, la norma dicta que hay que hacer un último esfuerzo para ser primero de grupo, algo que parecía casi impensable tras la goleada recibida en Alemania, pero que está en manos de los rojiblancos.
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La cosa está así: para no depender de nadie basta con que el Atlético gane en Bélgica. En apariencia el terreno es favorable y el rival, asequible. Pero el desempeño de los colchoneros lejos del Metropolitano esta temporada no invita al optimismo (únicamente tres victorias, una por competición). Tampoco es que el Brujas esté para tirar cohetes en su estadio (no han ganado ninguno de sus últimos doce duelos europeos como local), por lo que la balanza se muestra igualada.
Simeone, en cualquier caso, aprovechó su comparecencia de ayer para restarle importancia al asunto, y de paso recordarle a la UEFA una antigua reclamación respecto a la ventaja que tienen los segundos de grupo en las prórrogas, al disponer de treinta minutos adicionales en los que el valor de sus goles valen más. Todo ello da a entender que lo mismo le da una cosa que la otra: «No es justo que el segundo tenga más posibilidades», se quejó. «Pero lo mejor siempre es ganar», dijo inmediatamente después para evitar cualquier suspicacia.
Alivio en la enfermería
Al duelo llega el Atlético con el parte de bajas ligeramente desinflado gracias a las recuperaciones de Godín y Filipe Luis, dos buenas noticias que apuntalan una zaga tremendamente castigada en el último mes y en la que se ha hecho fuerte Santiago Arias. La lesión en el gemelo de Juanfran antes del duelo liguero ante el Barça dejó pista libre en el once al colombiano después de jugar apenas 38 minutos en Liga en las nueve primeras jornadas, una cifra ridícula para el considerado mejor jugador de la liga holandesa (21 asistencias y 10 goles en sus cinco años en el PSV). Intrascendente en sus primeras apariciones con la camiseta rojiblanca, más preocupado en no meter la pata que en aportar, Arias ha ido ganando atrevimiento ofensivo en los últimos partidos. Ahí ha encontrado un inesperado aliado en la recia figura de Kalinic, otro habitual del banquillo que se ha encontrado el cielo abierto con la lesión de Diego Costa. Arias y Kalinic fueron presentados juntos en un austero acto a mediados de agosto . Dos fichajes de relleno que han sido los protagonistas de los dos últimos encuentros del Atlético con sendas acciones idénticas: asistencia precisa del colombiano desde la derecha y remate a gol desde el corazón del área del croata, uno con la cabeza y otro con la barriga .
Costa, siempre presente
Hasta la recuperación de Juanfran, Arias parece tener garantizado su puesto en el once de Simeone . No así Kalinic, quien cuenta con bastante más competencia en su puesto y aún tiene muchos deberes por hacer para ganarse la confianza de su entrenador. De hecho, no pasa un solo día sin que el argentino le lance algún mimito a Costa: «¿Fichar en el mercado invernal? Espero que Diego sea el mejor refuerzo en febrero. Me he comunicado con él y estoy cerca de lo que le sucede. Será una ayuda importante para la parte final del curso».
Que Kalinic pase a engrosar la lista de éxitos o fracasos del Atlético fichando delanteros dependerá de lo que sea capaz de hacer hasta el regreso de Costa. Ese parece su límite. El croata está lejos de parecer una estrella, pero presenta un currículo aseado, con goles y buenas estadísticas tanto en Croacia, Ucrania, Italia e Inglaterra, las cuatro ligas europeas por las que ha pasado antes de recalar en el Atlético. Si su repentina sociedad con Arias va a más sería una inmejorable noticia para un equipo que presenta un déficit ofensivo más que evidente en este primer tercio de temporada.
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