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Atlético

Diez años y en el peor tramo del cholismo

Simeone cumple una década en el Atlético, en la travesía con los peores resultados de su trayectoria

Cholo Simeone REUTERS
José Carlos Carabias

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Hace diez años, el 23 de diciembre de 2011, el Atlético anunció al sustituto de Gregorio Manzano, destruido el técnico jienense por la eliminación en la Copa en el extinto Calderón ante un rival de Segunda B, el Albacete. Era un club deprimido, afincado en la leyenda del ‘Pupas’, cortándose las venas porque Reyes se quería marchar al Sevilla. Llegó Diego Simeone y el 27 de diciembre interpretó la primera partitura del cholismo en una rueda de prensa. Aspecto juvenil en su eterno ajuar negro, pelo en corte degradado al estilo futbolista, 41 años y una sonrisa entusiasta que caló desde el primer día. «Me encantaría ver un equipo fuerte, aguerrido, veloz... Lo que nos identificó a todos para enamorarnos de esta gloriosa camiseta» . Habló de gloria en un equipo devastado, con solo ocho participaciones en la Champions en cien años de historia y pendiente de Reyes. Y lo cambió todo. Hoy, una década después, igualmente de negro, con pelo postizo de implante, dos Ligas, una Copa, dos Europa League y dos finales de Champions sin éxito, el cholismo vive su peor momento: tres derrotas consecutivas, un coladero en defensa, 20 goles recibidos, 15 puntos menos que el año pasado, a 14 del líder y con su goleador faltándole al respeto. Así se mide hoy al Granada en partido aplazado de la jornada 9 (19 horas, Los Cármenes).

Simeone y el Atlético encajaron como la horma y el zapato . Un grupo desanimado y un técnico apasionado. Un club a la sombra del gigante de la capital y un preparador rebelde. Una plantilla sin grandes apellidos, salvo Falcao, y un exjugador de la casa idolatrado. El hambre y las ganas de comer.

Sin estrellas

En el primer entrenamiento del Cholo en aquel invierno de 2011 no había estrellas, sino apellidos en busca de notoriedad. Un portero por descubrir (Courtois), defensas de corte aguerrido y poco palmarés (Domínguez, Godín, Perea, Juanfran, Antonio López, Silvio, Filipe...), centrocampistas en edad de merecer, salvo el brasileño Diego Ribas (Gabi, Mario Suárez, Tiago, Koke, Luque, Óliver Torres, Saúl, Fran Mérida, Assunçao...) y delanteros a la sombra de Falcao (Adrián, Arda Turan, Salvio, Pizzi...).

Simeone los convirtió en un grupo de guerrilleros, la cara con pinturas de guerra y una filosofía que ha perdurado hasta esta temporada: desde una portería a cero se puede ganar cualquier partido. «Me gustaría un equipo agresivo y veloz» , repitió aquel día antes de lanzar un enunciado que se ha convertido en lema de vida pare el club. «Siempre me gustó ser realista y vivo el día a día. Me importa el Málaga (su debut como colchonero). Partido a partido».

Partido a partido, Simeone le dio una identidad al Atlético, lo transportó a un nuevo estadio, lo instauró como un equipo de la Champions y él mismo superó todos los récords del equipo en poder de Luis Aragonés. Esa contraseña de club se convirtió este año en una melodía para festejar otro título de Liga, una composición de Leiva y Joaquín Sabina. El último éxito del Cholo pudo ser el inicio de la contradicción actual. El Atlético 2020-21 tuvo un nuevo diseño, futbolistas de técnica y toque combinaban para llegar a Luis Suárez, que las enchufaba casi todas. El mismo equipo que conquistó la Liga con buen pie no funciona ahora.

No son todos los futbolistas aguerridos y veloces que reclamaba el día de su presentación en sociedad. No son Diego Costa, uno de sus favoritos de siempre, polémico hasta la saciedad por su perfil belicoso. Lemar, Griezmann, Joao Félix, Luis Suárez , Carrasco o Herrera no son Gabi, Juanfran, Godín y demás componentes de la guardia pretoriana que llegó a las finales de la Champions. El tipo de jugador que le gusta al líder del Atlético.

Un episodio que no ha agradado al entrenador argentino es el que protagonizó Luis Suárez al ser sustituido en Sevilla. Mientras mascullaba improperios, las cámaras captaron uno más claro. «Pelotudo de mierda, siempre igual, siempre el mismo cambio », escupió en una clara falta de respeto a su técnico. Ante las rabietas de sus futbolistas al ser cambiados, el mensaje de Simeone era unidireccional. Le gustaba esa rebeldía, el inconformismo y bla, bla, bla. Pero ayer cuando le preguntaron por Luis Suárez, cambió el tercio: «Nada que comentar». Aunque sí lo hizo en lo futbolístico: «Necesita más juego asociado, situaciones cercanas al área, donde mejor convive y es letal, y lo volverá a ser como lo fue la temporada pasada».

Siempre Joao Félix

La otra cuestión, siempre recurrente en las conferencias de Simeone, es Joao Félix, talento puro sin ápice de beligerancia. También ha protagonizado escenas de morros al ser sustituido o, como en Villarreal, al marcar un gol decisivo. «¿Qué quiero ver de Joao? Que sea determinante, regular en el juego, como en muchos pasajes de estos dos últimos partidos, que lo hizo muy bien siendo diferente cuando conduce, siempre van a golpearlo y casi no tiene control de la pelota y que nos permite ser un equipo mucho más vertical cuando gira y ataca».

El portugués se perfila titular junto a Luis Suárez en una oportunidad del Atlético para reducir distancias e ingresar de nuevo en las posiciones de Champions.

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