El atacante de Manhattan se equivocó de ascensor pero cumplió su objetivo: matar por venganza contra la NFL
Shane Tamura abrió fuego en la sede de Park Avenue con un fusil militar, mató a cuatro personas y dejó una nota culpando al fútbol americano de su deterioro mental
Un exjugador de fútbol americano irrumpe en un rascacielos de Manhattan y mata a cuatro personas
La Policía de Nueva York ha confirmado este martes que Shane Devon Tamura, autor del tiroteo que sacudió el corazón financiero de Manhattan el lunes por la tarde, tenía como objetivo la sede de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL, por sus siglas ... en inglés).
Cometió, sin embargo, un error al elegir el ascensor equivocado dentro del edificio 345 de Park Avenue, lo que no impidió que matara a cuatro personas —entre ellas un agente del Departamento Policial de Nueva York, una ejecutiva de Blackstone y un guardia de seguridad—, dejara a otra en estado crítico y se quitara la vida.
Entre los fallecidos figuran Didarul Islam, agente de 36 años, inmigrante de origen bangladesí y padre de dos hijos, con un tercero en camino; Wesley LePatner, directora general de la firma inversora Blackstone y figura destacada del sector inmobiliario financiero en Estados Unidos, y Aland Etienne, vigilante de seguridad del edificio, recordado por su sindicato como «un héroe anónimo que dio su vida protegiendo a otros». Una empleada de la NFL permanece hospitalizada.
Tamura, de 27 años y residente en Las Vegas, llevaba consigo una nota manuscrita en la que pedía que su cerebro fuera examinado por posibles signos de encefalopatía traumática crónica (CTE, por sus siglas en inglés).
Según la comisaria del Departamento Policial, Jessica Tisch, tenía antecedentes documentados de problemas de salud mental. Había sido hospitalizado dos veces bajo custodia psiquiátrica en Nevada, trabajó recientemente en el área de videovigilancia de un casino de Las Vegas y contaba con una licencia válida para portar armas en ese estado.
En la nota, Tamura acusaba directamente a la NFL de haber encubierto durante años los graves efectos neurológicos de la violencia en el fútbol americano. Citaba el caso del exjugador Terry Long, diagnosticado con ETC (encefalopatía traumática crónica) antes de suicidarse en 2005.
Afirmaba haber desarrollado síntomas de esta enfermedad tras practicar fútbol americano en su juventud, en el instituto Granada Hills Charter, en California. No existía, sin embargo, constancia médica de ese diagnóstico, y las autoridades aún investigan si recibió algún tipo de evaluación neurológica.
Cruzó el vestíbulo y abrió fuego
El edificio atacado, ubicado entre la calle 52 y Park Avenue, alberga la sede central de la NFL, oficinas de Blackstone, el Consulado General de Irlanda y otras empresas internacionales. El lunes por la tarde, Tamura llegó en un BMW gris oscuro que estacionó de forma irregular frente al inmueble. Entró portando un fusil semiautomático M4, cruzó el vestíbulo sin decir palabra y abrió fuego. Abatió primero al agente Islam, que prestaba servicio como seguridad privada, luego a una mujer que intentaba huir e hirió a otras dos personas. Subió después hasta el piso 33, donde mató a otra víctima y se quitó la vida.
En el vehículo se hallaron una pistola, varios cargadores, munición adicional, una mochila con medicación psiquiátrica y un maletín para armas. No había explosivos, pero las autoridades sostienen que estaba preparado para causar un número mayor de víctimas. La Policía y el FBI mantienen abierta la investigación y revisan sus redes sociales, dispositivos electrónicos y registros tanto en Nueva York como en Nevada.
La comisaria Tisch ha explicado que el atacante accedió sin mayores obstáculos y que, si bien las medidas internas funcionaron en parte, «queda claro que se trataba de una acción planificada».
El alcalde Eric Adams, presente en el lugar, ha insistido en que las leyes permisivas sobre armas en estados como Nevada representan una amenaza directa para ciudades con regulaciones más estrictas como Nueva York. «Traen sus armas de guerra a nuestras calles», ha declarado. Ha recordado que la prohibición federal de armas de asalto expiró sin que el Congreso la renovara y que la actual Casa Blanca no ha impulsado su restablecimiento.
Conmoción nacional
Los hechos han provocado conmoción nacional. Desde Escocia, el presidente Donald Trump ha asegurado que confía en que las autoridades esclarecerán el caso y ha transmitido sus condolencias. La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, ha pedido al Congreso que recupere la prohibición de las armas semiautomáticas: «Tuvimos una prohibición de armas de asalto. Funcionó. Debemos restablecerla», afirmó.
Mientras tanto, frente al edificio atacado, se improvisó un memorial con flores, mensajes y globos. En el Bronx, ante la vivienda del agente Islam, vecinos, familiares y compañeros del Departamento Policial se reunieron para rendirle homenaje. La escuela pública donde estudiaban sus hijos colocó un cartel que decía: «Gracias, papá. Eres nuestro héroe».
El comisionado de la NFL, Roger Goodell, envió una nota a los empleados en la que confirmó que la trabajadora herida seguía en condición estable y pidió a todo el personal que trabajara desde casa mientras se reforzaban las medidas de seguridad. Elogió la respuesta de las fuerzas de seguridad y recordó al agente Islam como «un héroe que dio su vida protegiendo a los demás». Varios equipos de la liga, como los New York Giants y los Atlanta Falcons, expresaron públicamente sus condolencias.
La ejecutiva Wesley LePatner también fue recordada por su firma. Graduada en Yale, trabajó más de una década en Goldman Sachs antes de liderar el área global de bienes inmobiliarios en Blackstone. La empresa ha emitido un comunicado: «Era brillante, cálida, generosa y profundamente respetada dentro y fuera de la empresa. No hay palabras para expresar nuestra desolación».
Debate sobre el acceso a las armas
El caso ha reabierto el debate sobre el acceso a las armas, la salud mental y la responsabilidad de las grandes ligas deportivas frente a los efectos de los deportes de contacto. Desde 2016, la NFL ha reconocido la relación entre el fútbol americano y la ETC, y ha pagado más de 1.400 millones de dólares a exjugadores como parte de acuerdos judiciales, aunque los críticos aseguran que la liga sigue sin asumir plenamente su responsabilidad.
Mientras se procesan los detalles de este caso, Nueva York permanece en duelo. Las banderas ondean a media asta, el edificio continúa cerrado bajo custodia policial y los investigadores siguen reconstruyendo el recorrido, la preparación y la motivación final de Shane Tamura, un hombre que viajó desde el desierto de Nevada hasta el corazón de Manhattan para ajustar cuentas con una institución que, según él, lo condenó a la ruina mental.
A unas manzanas del lugar del tiroteo, hace apenas ocho meses, el director ejecutivo de United Healthcare fue asesinado a tiros. El joven Luigi Mangione está acusado formalmente de ese crimen. Aquel hecho, también en Manhattan, reavivó las críticas sobre la seguridad en zonas corporativas de tan alto perfil. El tiroteo del lunes confirma que ni siquiera los centros neurálgicos del poder financiero en Estados Unidos están al margen de la violencia armada.