Álvaro Martín, campeón del mundo de 20 kilómetros marcha

En el podio le acompañaron el sueco Perseus Karlstrom y el brasileño Caio Bonfim, plata y bronce respectivamente. Martín, también doble campeón de Europa (2018 y 2022) se convierte en el cuarto oro mundial español en la marcha, después de que lo lograran en 20 kilómetros Valentín Massana (Stuttgart 1995) Miguel Ángel López (Pekín 2015) y en 50 kilómetros marcha Jesús Ángel García Bragado (Stuttgart 1995).

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Una tormenta de época acompaña el inicio del Mundial de Budapest. Rayos y truenos sobre la Plaza de los Héroes que obligan a retrasar dos horas el comienzo de su primera final. Martín se lo toma con filosofía y aprovecha para comerse una manzana. «Es que he desayunado a las cinco de la mañana», se justifica. Mente fría.

La espera acaba mereciendo la pena, por más que durante muchos kilómetros no estuviera nada claro que Martín pudiera hacerse con ese oro. En realidad, con cualquier metal.

Pero la carrera resulta ser un juego de engaños, sobre todo del japonés Koki Ikeda, que salta del grupo nada más iniciarse la prueba y toma una considerable ventaja. Es el actual subcampeón mundial y olímpico, no un cualquiera. Y confía, tal vez, en que el resto de marchadores se quede vigilando a su compatriota, Toshikazu Yamanishi, el campeón de las dos últimas ediciones. Algo de eso ocurre.

Ikeda avanza sin oposición durante muchos kilómetros y el oro parece peligrar. Algunas escaramuzas por detrás parecen poner en riesgo también la plata y el bronce. Del grupo principal, compuesto por una decena de marchadores, se escapan, entre otros, el turco Kormaz o el brasileño Bonfim. Hay alarma en la delegación española. Para entonces, Alberto Amezcua y Diego García están ya fuera de la pelea. Acabarán 13º y 39º.

Toca escudriñar el gesto de Martín, pero su cara es la de un tahúr. Ni una mueca. Incluso poco antes de su hachazo se le ve descender unas posiciones. Pero la realidad es que lleva unos nervios de acero y confía ciegamente en sus posibilidades.

Para entonces, Yamanishi, campeón vigente y favorito está fuera de la lucha, lo que da alas al español. «Pensé, hoy los japos no están y puede ser nuestro día», diría después el nuevo poseedor del título.

Ahí se decide: «Entonces me he dicho: 'voy a atacar y no voy a mirar atrás hasta que no sea el final. Puede que me salga el que no me salga, pero tengo que intentarlo». La decisión la toma justo antes de que Ikeda empiece a desfallecer, a falta de los cinco kilómetros finales. Su apuesta era un farol. O bien no midió bien sus fuerzas. Su ventaja mengua a velocidad de vértigo y es engullido, primero por Bonfim, y luego por Karlstrom y Martín, los dos más fuertes del tramo final. También el turco dice basta, lastrado con dos tarjetas rojas, y desaparece de los puestos delanteros.

Martín, ya sí, saca entonces todo su arsenal y deja también atrás a Bonfim y Karlstrom. El oro es una realidad. Ya sin gorra y con las fuerzas justas cruza la meta en 1:17.32, mejor marca del año, observado desde su obelisco por el Arcángel Gabriel y los siete líderes de las tribus fundadoras de Hungría.

«Veníamos de tres cuartos puestos y cuatro puestos de finalistas allí en Tokio, eso muy doloroso», reflexiona el campeón. «Sabíamos que podíamos hacer un poco más. Hoy me ha salido a mí, pero también quiero reivindicar que esto es un gran éxito, pero no individual, sino de la marcha española».