Plena satisfacción, más ilusión
«Esta es una temporada de satisfacción, que multiplica la ilusión por la que viene. Quien no esté de verdad contento y feliz por lo realizado por el Real Betis este año, ¿Cuándo cree que lo va a estar?»
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Iniciar sesiónUna cosa es la exigencia y otra es la necedad de pedir la luna. El cierre de la muy noble y brillante campaña del Real Betis ha estado acompañado en las últimas fechas de algunos debates sorprendentes, a mi modo de ver incluso absurdos, sobre ... si la actitud de ciertos futbolistas ha sido la debida o acerca de una presunta indolencia del equipo ante la posibilidad, que ha estado cerca, de lograr la clasificación para la próxima edición de la Liga de Campeones. He leído también sobre nombres propios, y entendiendo que el fútbol siempre da para todo esto, no deja de causarme una extrañeza amarga, un poquito dolorosa, que en los mejores momentos, y perdiendo la perspectiva de la evolución histórica —que son los datos pero también son las cicatrices de las emociones que todos llevamos en la piel—, unos pocos árboles dificulten la visión de todo un bosque. Quiero decir que en este punto de la temporada, mediados de mayo, con todo el pescado vendido en el mercado y las chanclas preparadas para bajar a la playa, en mi opinión lo que le toca al beticismo es disfrutar de un año mágico, un año de buen fútbol, de magníficos y muchos goles, de una actitud encomiable de un grupo profesionales perfectamente cohesionado y muy bien dirigidos; un año en el que se ha añadido un título de Copa al palmarés del club y en el que se va a firmar una clasificación final en la Liga que en todos los casos, en todos, nos habría parecido completamente satisfactoria allá por el mes de agosto del año pasado, cuando el balón empezaba a rodar y sólo teníamos por delante muchas expectativas y muy pocas certezas. ¿Cabe el debate sobre cómo mejorar la temporada? ¡Por supuesto! ¿Qué sería del fútbol sin la salsa de las charlas entre amigos y sin los intercambios de opiniones? Eso que no falte nunca. Ahora bien, que no falte tampoco la conexión necesaria con la realidad objetiva, por favor. El que no esté contento este año, ¿cuándo cree que lo va a estar?
Sin reproches
Comprendo perfectamente a quienes lamentan que no se haya podido redondear el año con el abordaje del cuarto puesto, claro que sí. Yo mismo he escrito hace bien poco en este rinconcito de esta su casa, y de todos los béticos, que no consigo olvidar del todo el partidito con el Elche, a pocas horas de la final de Copa. Aquel día sentí que se nos iban por el desagüe muchas de las posibilidades de lograr la clasificación para la hermosa y rica Champions League, y así lo expuse y así lo sigo pensando, pero como una percepción subjetiva, no como una certeza inopinable. No hay nada que reprochar ya porque lo hecho, hecho está. Quién sabe lo que habría pasado después de aquel encuentro si el Betis lo hubiera ganado… «Pues ahora mismo tendría tres puntos más y estaría peleando de tú a tú con el eterno rival por la cuarta plaza y a salvo del acoso de la Real, que quiere quitarnos la quinta en la jornada final». Pues es posible, sí... O no. Tendemos a pensar que un cambio en lo pasado sería una suma para el presente, pero no tiene por qué ser así. Un cambio en lo pasado llevaría siempre a los acontecimientos por otra ruta y vaya usted a saber qué lobos esperaban en ella. No se da cuenta del ridículo que hace quien valora esta realidad del Betis del día de hoy desde una posición mediatizada por pareceres personales o cuentas pendientes. Y en las últimas dos semanas he visto varios ridículos. Algunos de ellos inesperados, también he de decirlo.
El Betis se despidió de su gente en el Villamarín hasta la próxima campaña ganando por dos a cero al necesitado Granada —el dato de la urgencia del equipo de Karanka no es menor—, con doblete de Juanmi y con la confirmación de que en este último tramo de la competición las fuerzas han estado muy justas, mucho más que la mentalidad de estos futbolistas que querer, hay que ponerlo de manifiesto hasta que duela la boca de decirlo, han querido siempre. El cuadro de Pellegrini ha terminado la temporada luchando contra los rivales y también contra sus propias flaquezas, y creo que es muy importante no perder esto de vista porque esa falta de energías se hace muchas veces una barrera completamente infranqueable, y este último tramo del ejercicio se podrá valorar desde muchas perspectivas, las que ustedes digan, pero en todas ellas tiene que estar presente esta realidad, y es que el Betis de estos partidos no era el mismo que el de esos meses en los que llegó al cénit de su rendimiento. No era el mismo. ¿Por qué? Pues porque en esos momentos de máxima brillantez gastó la batería, claro. Y esto se ha hecho evidente en los casos de algunos futbolistas clave, los que marcan las diferencias en la zona de creación, que a pesar de ello, ojo, no han escatimado ni una gota de sudor hasta el último momento, incluso cuando ya no podían dar una a derechas.
El deber cumplido
Al ganar este último encuentro en el Benito Villamarín, el Betis hizo lo que estaba en su mano para llegar a la última jornada optando a la cuarta plaza española en la próxima Liga de Campeones, lo cual es para mí un mérito sobresaliente y por ello me quito el sombrero ante el equipo de Manuel Pellegrini. Un empate del Sevilla en el Wanda impidió que esa lucha se llevara hasta el próximo domingo y zanjó definitivamente esta posible disputa. El eterno rival también hizo sus deberes, y así es el fútbol. El contrario también juega. Toca felicitarle y disfrutar de lo conseguido, que ha sido mucho, no sin poner de nuevo todo lo que se tenga para tratar de ganar en el Santiago Bernabéu, en casa del campeón, para evitar que la Real nos relegue al sexto puesto en la última fecha. No comprendo a quienes estén disgustados por no haberle podido birlar la plaza en Champions a los vecinos, la verdad, ya que la opción no se ha dado por méritos de ellos, y menos aún puedo aceptar que la frustración del eventual sorpasso a los de Nervión le sirva a algún bético para restarle ni un cuarto de punto de valor a la formidable campaña que ha hecho el equipo verdiblanco.
Va llegando la hora de pensar cómo mantener el nivel el año que viene. Esto sí que me interesa. Seguir en la misma línea de crecimiento, volver a ser competitivos entre los mejores, intentar superar lo realizado… Esto es lo relevante y lo que debe estar en la cartera de objetivos de los dirigentes del club y de los profesionales que terminen conformando la plantilla de la campaña 2022-23. Mejorar, esta es la palabra clave. Con muchos de los que están, sin otros de ellos y con algunos que lleguen para dar más oxígeno y calidad al grupo y al mismo tiempo mantener el excelente ambiente que se vive en ese vestuario. Todo ello es igualmente importante y lo que les toca valorar a los técnicos de la entidad heliopolitana. Honores a los que tengan que salir, agradecimiento por los servicios prestados, sobre todo en esta histórica campaña que finaliza, y a seguir.
Memes al margen, el plantel es mejorable. Lo es. Será el mejor del mundo cuando termine de conformarse para la próxima temporada, que será más exigente aún que la que estamos cerrando, pero hoy sabemos que es mejorable y confío del todo en que sabrán leer sus carencias y necesidades quienes en los últimos años han hecho este equipo tan competitivo con cuatro perras y media. La enorme satisfacción de esta campaña multiplica mi ilusión por la que viene, y mi exigencia, la única que realmente creo que es procedente, es que se trabaje con la misma profesionalidad y con el mismo buen criterio con ese gran objetivo en el horizonte: ser mejores, más potentes y más fuertes. Y que Guido se quede, que los cimientos de los edificios más altos, recuerden, son siempre invisibles.
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