Muchos habrían perdido con un arbitraje así, pero...
Cuando el Betis sea lo bueno que puede ser, mucho peores tendrán que ser los arbitrajes que este calamitoso de Soto Grado para hacerle pupa
Soto Grado explica a Pezzella su expulsión ante el Espanyol
El comienzo de esta temporada nos está marcando una serie de patrones muy claros en lo que respecta al juego y al rendimiento del Betis , y en el choque con el Español se dieron todos de una forma más o menos ... evidente: mal inicio de partido por parte del conjunto bético, encajando gol antes de marcarlo; reacción a esto más o menos furiosa; debilidad defensiva en todo momento; gran calidad técnica y potente caudal ofensivo, aunque todavía no del todo ordenado ni explotado; falta de temple; magnífica actitud; y fuga de puntos ante rivales con menos talento y, en mi opinión, menor potencial. Algo de esto estamos viendo en cada encuentro. Y diré que está bien que las virtudes se exhiban desde un inicio, para que no queden dudas de lo que se es capaz de hacer y para obtener los mejores resultados posibles, por supuesto, pero más aún es conveniente que también afloren sin ambages y desde el minuto uno tanto las carencias como las deficiencias, todas las taras que puedan corregirse para dar más posibilidad a las fortalezas de ser determinantes.
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Para la exaltación de las pasiones, para conseguir la expresión lírica más arrebatadora, es bueno muchas veces escribir sobre las victorias en caliente, cuando la euforia aún bulle. Es también, a veces, hacerse trampas al solitario, no lo vamos a negar, porque en tales circunstancias la autocrítica se obvia y no debe ignorarse que sólo se puede mejorar a partir de ella. Esto es así. Del mismo modo, y la experiencia manda, después de perder es aconsejable aparcar la opinión, al menos hasta pasado el primer sueño que venga, porque en ese trance de ofuscamiento que sigue a una derrota ocurre todo lo contrario a lo anterior, esto es que la autocrítica se hace destructiva, y entonces sirve exactamente para lo mismo que la ausencia de ella: para nada. No sirve para corregir nada. Además, cuando se pierde también es frecuente centrar el análisis en posibles excusas o en circunstancias ciertas pero exógenas, digamos aquellas que condicionaron al equipo pero sobre las que este no tuvo control, y es obvio que este tipo de factores pueden tener una incidencia directa sobre el desempeño en el terreno de juego y casi siempre sobre el resultado, pero nunca deberían impedir la visualización general y completa, sin distorsiones ni ruidos, de la realidad que muestran los jugadores como individuos y como colectivo.
El arbitraje, factor desestabilizador
Digo esto porque en este duelo con el Español de Loren Morón se dio una circunstancia de estas últimas y que claramente resultaría letal para un equipo cuyo desempeño fuera el que esbozaba para el Betis en las primeras líneas de este texto. Me refiero a un mal arbitraje. Y sobre todo me refiero a un arbitraje perjudicial, que el hecho de haber dejado pasar unas horas después del partido suaviza las palabras pero no cambia el concepto. El arbitraje de César Soto Grado y de la cohorte de colaboradores de campo y de sala que «ayudaron» al colegiado riojano en esta función fue el perfecto elemento desestabilizador para un Betis que en este inicio de la competición, de las competiciones en las que participa, se desenvuelve sobre el filo de un cuchillo jamonero, tratando de equilibrar a machas forzadas sus fortalezas y sus debilidades para exprimirse al máximo. Quiero decir que estando el Betis en un claro proceso de construcción, estando Pellegrini enfrascado en un difícil trabajo de cohesión de estilos, habilidades y personalidades para conseguir la productividad deseada de cada futbolista y las mejores prestaciones del conjunto que pueden formar, un comportamiento del equipo arbitral tan poco lúcido, vamos a decirlo así, como el que desafortunadamente presenciamos este domingo, es más que suficiente para desnivelar la balanza. La buena noticia es que no lo fue del todo.
Sí, verán. No voy a detenerme en las jugadas claves y en las decisiones del árbitro, prácticamente todas en perjuicio del Betis, ya que esto lo desarrollan perfectamente mis compañeros en la crónica y en los análisis pertinentes. Pero es que tampoco quiero centrarme en ello. El Español empató en el minuto 52 de la segunda parte. Faltaban segundos para que el cronómetro llegara al final de su recorrido y justo en ese momento estaba pensando lo bien que había aguantado Nabil Fekir la pelota en un par de acciones en campo contrario para dejar que el tiempo corriera a favor de su equipo, y cómo se había sacrificado en un choque que se estaba haciendo tan largo, al igual que otros compañeros que fueron realmente solidarios en ese esfuerzo. Probablemente por aquí irían los comentarios postpartido de no haber acontecido el tanto postrero de Cabrera. Por aquí y por la nueva remontada del conjunto verdiblanco en unas condiciones muy adversas. Creo, sinceramente, que el gol del empate del Español no ha de cambiar la visión del encuentro. Todo lo que se iba a decir que hizo bien el Betis, lo hizo, en efecto. Y todo lo que hizo mal, y que probablemente no se habría dicho tanto de haber ganado, también lo había hecho. Que el gol de Cabrera llegó en una jugada mal defendida lo ve hasta el que asó la manteca, pero que el eje central bético anda inseguro y que además estaba en ese momento cogidito con alfileres tras la lesión de Víctor y la expulsión de Pezzella, era una realidad anterior a ese gol. Quiero llegar a una conclusión particular que voy a compartir de forma temeraria: con todo lo que tuvo en contra en este partido, lo que me parece milagroso es que el Betis no lo perdiera, e incluso que llegara a pocos segundos del final del juego con el marcador a favor. Es mi enfoque, el de ver la botella medio llena. Jugando tres días después de vencer en otro partido loco al Celtic, con tanta rotación como está practicando el técnico, para mí con muy buen criterio, con las fallas que tiene en defensa y las que abrió el árbitro, el resultado casi me parece sensacional, con perdón. Y creo con toda convicción que este partido en el que volvieron a verse todos estos defectos de los que tanto se está hablando también nos expuso las fortalezas que el Betis posee y que han de servirle para ir a más, y vaya usted a saber hasta dónde, en la presente temporada.
Sólo puede mejorar, y debe
Este Betis , en fin, tiene por ahora un aire, más o menos cercano, más o menos lejano, al del primer semestre de Quique Setién. Le pesan los defectos pero tiran de él las virtudes, y esto hace que sus partidos, por el momento, insisto, sean alocados y su rendimiento, a nivel de resultados, sea incierto. Pero con todo esto, y con la floreciente juventud que despunta en la plantilla, estimo que solamente puede mejorar. Es un diamante en bruto, y no se trata de exagerar ni debe entenderse que estoy insinuando que haya potencial para pelear por algo en concreto. Estoy diciendo que el Betis tiene los problemas que describí al principio, que concretamente en el juego defensivo tiene una rémora con la que Manuel Pellegrini va a tener que lidiar duro (y que Cordón probablemente esté pensando ya en cómo anular en enero) y que en esta ocasión, partido con el Español, sufrió un arbitraje horrible que agrandó al rival pero no lo suficiente como para ganarle al Betis, sino para empatarle de lástima en el minuto 97 del choque. Digo que los seis puntos que ha sumado el equipo en las cinco primeras jornadas del Campeonato son el reflejo del peligro que tiene la falta de cohesión porque desde luego que no se corresponden con la calidad del plantel. El Betis no le ha ganado a varios de los equipos a los que se ha enfrentado pese a ser mejor que ellos. En esto hay que centrarse porque cuando sea lo bueno que puede ser, mucho peores tendrán que ser los arbitrajes que este calamitoso de Soto Grado para hacerle pupa. Mirada pues al frente.
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