El martillo de Thor

El Betis ya no es un outsider sino la primera baza, el favorito lógico para hacerse con el título de la Copa del Rey

Los jugadores del Betis celebran uno de sus tantos a la Real Sociedad en la Copa RBB

Lo que más me gustó del Betis en el Reala Arena fue su mentalización, su preparación psicológica previa. Temía que por aquí ganara la partida la Real Sociedad, sobre todo al comprobar que en los días previos al choque se estaba repitiendo en San Sebastián, ... una y otra vez, que el Betis había eliminado al equipo blanquiazul en no sé cuántas ocasiones de los últimos no sé cuántos enfrentamientos, en el intento del entorno realista, legítimo, de azuzar a los futbolistas de Imanol para emplearse al máximo de sus posibilidades en esta eliminatoria de cuartos de la Copa del Rey. Quedó claro en el arranque del partido que Manuel Pellegrini había medido este riesgo y había dispuesto lo necesario para contrarrestarlo, porque el Betis hizo unos primeros veinte minutos completamente inesperados, jugando todo el tiempo en el campo contrario y sin dejar que la Real saliera con el balón jugado ni le tomara el pulso al encuentro, ejerciendo una presión altísima que sorprendió e incluso desquició a los locales. La estrategia funcionó, sobre todo, porque en ese rato se adelantó en el marcador el cuadro bético con el remate limpio de Juanmi tras el pase de la muerte de un William Carvalho que protagonizó una jugada individual impresionante. Con el cero a uno en el marcador y el contrario desnortado, el Betis ganó muchísima confianza y pudo mantener la sangre fría cuando la Real, por fin, se sacudió un poco esa presión atosigante de los de Pellegrini y comenzó a circular la pelota y más tarde a acercarse al área bética. A partir de ahí, el equipo realista se encontró con una nueva sorpresa, y es que el Betis estaba preparado para esa incómoda situación, que esperaba encontrarse más pronto que tarde, y tuvo respuesta a la toma del control del balón por parte de los locales. Esta consistió en el desplazamiento largo, el recurso del llamado fútbol directo defensa-ataque, eludiendo en lo posible la circulación por el centro del campo salvo para conectar con un Carvalho crecidísimo. Canales, Fekir y Juanmi se fueron a las bandas y esta opción inédita en el juego verdiblanco impidió que la Real Sociedad, aun teniendo la pelota cada vez más, se encontrara realmente cómoda en el partido.

Oportunidades para los dos

Bien es verdad que sonrió un poco la suerte con un testarazo de Le Normand que se fue a la base exterior del poste derecho de Rui Silva y sobre todo con la anulación del gol a Oyarzábal, que culminó un pésimo ejercicio defensivo del Betis, contrapunto a la magnífica labor realizada en esta faceta del juego por el cuadro verdiblanco prácticamente durante todo el partido. El fuera de juego señalado en esta acción por el VAR fue milimétrico, tanto que admite todo debate, y que el tanto no subiera al marcador, al borde del descanso, fue un alivio gigantesco. Probablemente determinante. En el otro lado del campo, Fekir tuvo un uno contra uno con el portero realista que éste salvó en contra de cualquier predicción de la inteligencia artificial, y el VAR decidió no señalar un penalti en una jugada en la frontal en la que el genio francés fue ametrallado a patadas, aunque en apariencia no fueran tan fuertes como para hacer caer al ocho del Betis. Para ganar hay que tener la fortuna de cara y el conjunto bético la tuvo para alcanzar el descanso en ventaja.

He de decirles que ya en ese momento pensaba un servidor que, si no cambiaba su forma de jugar Pellegrini e insistía en los balones largos y en concentrar el juego en los costados, la Real no tardaría en meterse en el partido. Y no lo hizo porque Rui Silva bordó una actuación extraordinaria y realizó un paradón a ese remate a bocajarro de Isak que en vivo asombró a propios y extraños y que se repitió en la televisión como si hubiera estado acompañada de un buen baño de ali-oli. Con todo, es que el equipo mantenía la concentración y seguía el guión trazado en la pizarra sin inmutarse. Al pie de la letra. Juego a las bandas, desplazamientos largos —salvo que entrara en escena Carvalho— y presión perfectamente sincronizada, y eso es lo que nos trasladaba un poco de confianza y cierta seguridad. Si en el minuto doce de la primera parte marcó Juanmi, en el minuto doce de la segunda mitad repitió el malagueño, con otro remate al primer toque tan limpio como técnicamente ejecutado a la perfección.

«¡Seguimos igual!»

Y aquí me entusiasmó ver al propio Juanmi gritarles a sus compañeros, en la misma celebración del 0-2: «¡Seguimos igual, seguimos igual!». Aquí no se relaja nadie. La mentalización iba a ser clave para conservar la ventaja hasta las semifinales de la Copa del Rey. El resto, hasta el 0-4, fue la consecuencia natural del punto en el que se había puesto el partido. La Real bajó el tono y aceleró las pulsaciones y el Betis fue como un tiburón a la sangre para hacer el tercero, penalti indiscutible mediante, y el cuarto. La Real Sociedad, equipo alabado, con razón, por profesionales y periodistas, caía estrepitosamente en su propio estadio por 0-4 ante un Betis que a veces da signos de vulnerabilidad pero que si aguanta esos lapsos, resulta ser letal. Un día y otro, letal incluso cuando, como en esta ocasión, se encuentra mermado por ausencias tan relevantes como se nos antojaban las de Guido y Guardado para un partido de estas características.

Porque el Betis, señoras, señores, es ni más ni menos que el mítico martillo de Thor. No será el mejor equipo de España ni el más completo ni el más sólido, pero sí es el que golpea más fuerte, de eso no cabe duda. Es el más eficiente en ataque y el más difícil de defender, sobre todo por la riqueza cualitativa y cuantitativa de su talento y por la variedad de sus recursos ofensivos. La Real Sociedad, no es discutible, es un muy buen equipo que juega estupendamente y genera muchas ocasiones de gol, pero no pega con la fuerza del Betis, necesita muchas ocasiones para marcar y esto es lo que ha hecho la diferencia en los últimos enfrentamientos entre ambos equipos. Tiene mucho mérito derrotar a la Real, y el Betis lo ha hecho esta temporada marcando los goles en producción industrial y dándole igual hacerlo en mi casa o en la tuya.

El mejor de los que quedan

Después de la clasificación del Real Betis para las semifinales de esta Copa del Rey, uniéndose en el cuadro a Rayo Vallecano y Valencia, llegó la del Athletic, eliminando al Real Madrid con un tanto marcado en el minuto 88 de su partido. Esto quiere decir que la presión sobre el cuadro albiverde se ha multiplicado y ya no se sabe de cuántas atmósferas es, pues a la vista de lo acontecido en lo que va de temporada, y de lo que dice la tabla de la Liga, el Betis es el mejor de los cuatro equipos que quedan vivos en esta edición del torneo del KO. Así que desde ahora ya no es un outsider sino la primera baza, el favorito lógico para hacerse con el título, y este es el siguiente reto que va a afrontar, el de asumir un rol y una responsabilidad que a muchos se les atraganta. No debería ser el caso porque este equipo tiene personalidad y talento, y de lo único que debe preocuparse es de seguir igual, como decía Juanmi. Seguir siendo el martillo de Thor.

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