Sobre todo, identidad

Pero el pequeño saltamontes llegó a casa del maestro de la escuela del «partido a partido» y no estuvo a la altura. Igual que opinamos tras la derrota con el Villarreal, no hay que hacer ningún drama de esto. Simplemente hay que observar y tratar de entender las claves que nos deja esta derrota. La primera, a mi modo de ver, es que el cuadro verdiblanco ha perdido contra los tres equipos de calidad mayor a los que se ha enfrentado en estas doce primeras jornadas de la Liga, y esto es un juicio personal que de ningún modo puedo pretender que nadie comparta. Pero uno entiende que Real Madrid, Villarreal y Atlético de Madrid están conformados según otras visiones, y con otras posibilidades económicas, y ante ellos el Betis no ha podido ser el que ha demostrado ante el resto de adversarios. Sus virtudes se han difuminado y sus defectos se han agrandado. El Betis no hacía pie en la piscina del Wanda, pasó allínoventaytantos minutos de angustia y hay que reconocerlo como una realidad que ofrece un reto a superar en el futuro.

La segunda es que el «Cholo» le ganó la partida a Manuel Pellegrini, lo cual no es más que el desenlace de una batalla, tampoco hay que verlo con ojos llorosos ni hay que considerar que lo que escribo es una ignominia. Es verdad. El Atlético era en principio mi favorito para ganar esta nueva Liga toda vez que siendo ya el vigente campeón, partiendo pues de la pole position en esta carrera, estimo que se ha reforzado más y mejor que sus rivales directos. Sin embargo, hasta la fecha no le había visto fino ni fluido y estaba rindiendo por debajo de lo que esperaba. Hasta que llegó el Betis al Wanda, con su aureola de equipo revelación, de números sólidos y envidiables y con un potencial ofensivo que debe asustar a cualquiera. Y ahí se creció el equipo colchonero, que sí que fue el que cabe esperar a la vista de los nombres que conforman la lista de su plantilla, pero sobre todo gracias al planteamiento táctico pergeñado por su entrenador, que ejecutado sin fisuras por sus soldados se hizo inexpugnable para los de Pellegrini. Y no me pareció que el Betis hiciera un partido indigno, por llevar el calificativo al extremo. Simplemente estuvo muy por debajo de la expectativa, y de lo que nos ha ofrecido en partidos anteriores, porque el Atleti fue mucho arroz para tan poco pollo que puso en la cocina el Ingeniero. Tengo la tesis, probablemente equivocada, de que pese a las muchas rotaciones que practica Pellegrini en cada partido, y muy bien practicadas, el plantel no es precisamente el más equilibrado del mundo y está dividido en tres grupos: el de unos jugadores de muy alto nivel, otros que son competitivos en la categoría y/o que están en momento meritorio, y el de otros, y no hay que dar nombres, a los que les cuesta el doble de tiempo que a los anteriores controlar la pelota en este nivel y decidir qué hacer con ella. Cuando los primeros son maniatados, las carencias de los terceros se notan muchísimo más. Estos dependen en gran medida del rendimiento de los primeros y cuando se les pone a prueba, cantan. No pasa nada. Es lo que hay y con eso se está caminando a buen ritmo y con paso firme esta temporada, no hay que tomárselo mal porque el Betis viene de donde viene y lo importante es que, como ha hecho la Real Sociedad, sea capaz de identificar todo eso para ir sustituyendo año a año a los de abajo por gente del perfil de los de arriba, en la medida de lo posible. No hay tragedia. El Betis no hizo pie en la piscina del Wanda y pasó noventa minutos de angustia porque Simeone supo bloquear el talento que Pellegrini puso sobre el tapete y el suyo, junto con algún error de bulto de la zona más frágil del cuadro verdiblanco, hicieron el resto.

Y la tercera, siempre según mi modesto discurrir, es que lo del «partido a partido» nos lo comimos con patatas, y esto sí me parece algo preocupante porque soy un firme y vehemente defensor de la coherencia en todas las situaciones y en todos los momentos. En la clave número dos señalo que Simeone supo bloquear el talento que Pellegrini puso sobre el tapete, y a este respecto nos quedan dudas sobre que el Betis ofreciera ante el Atlético de Madrid todo lo que tenía para ganar este partido. De hecho, todos los comentaristas repitieron hasta la saciedad durante el encuentro, y después del mismo, que el planteamiento bético era claramente conservador y estaba condicionado por los próximos choques que ha de disputar el cuadro albiverde: el jueves 4 a las nueve de la noche, en Alemania contra el Bayer Leverkusen, y el domingo 7, también a las nueve, contra el eterno rival en el Villamarín. Es que no es moco de pavo y se entiende perfectamente que uno quiera afrontar esos dos choques con lo mejor que pueda tener, claro que sí. Al final todo es una cuestión de prioridades y hay que respetar las que marque el entrenador, sobre todo si después del ciclo el balance de resultados juega a su favor, por supuesto. Pero entonces el discurso del «partido a partido» pierde credibilidad. Fekir, por ejemplo, estaba jugando todo y en esta oportunidad se quedó en el banquillo, mirando la lluvia madrileña y cómo el Atlético masacraba a sus compañeros sin piedad alguna. ¿Fue por descanso? ¿Por no correr el riesgo de que el siempre ardiente atacante francés viera la quinta amarilla que le impidiera estar el domingo ante el Sevilla? ¿Fue que por alguna razón no estaba a tope y no nos lo han dicho? Pues no lo podemos saber, y vaya por delante que Fekir ha de tener descanso en algún momento, y ya le iba tocando, pero seguro que cada bético tiene una opinión al respecto, y muchos, no lo dudo, pensarán que hizo bien Pellegrini reservándole para las próximas citas, que comprendo que puedan ser consideradas más importantes. Pero uno no lo ve así, porque reservar fuerzas ahora no garantiza ninguna victoria futura. Si se juega al «partido a partido», se juega al «partido a partido» y tenemos que jugar todos a eso junto al equipo. Respaldo total. Hay que ir con todo a ganar el próximo y ya veremos el siguiente. El miedo, o la apariencia de miedo, siempre puede abrir grietas.

No critico las decisiones de Pellegrini en este encuentro decepcionante en el Wanda Metropolitano, no entro en ese campo. Espero y deseo que su estrategia tenga los mejores resultados ante el Bayer y ante el Sevilla y que nos apuntemos dos victorias como dos soles. Pero más allá del enfado por haber visto al Betis superado,completamente impotente para atacar y para defender al Atleti, me incomoda la posibilidad de que se puedaabrir una falla en la identidad que con tanto esfuerzo se está construyendo para que siempre sepamos, nosotros y los rivales, quiénes somos y qué cabe esperar del Real Betis ante todos y en todos los campos.

Dicho lo cual, este es el fútbol de alta competición y aquí se viene llorado. Ahora vamos a por el Bayer y, después, a por el Sevilla. Siendo siempre, en todo momento, el nuevo y vibrante Real Betis Balompié de Manuel Pellegrini. Hasta donde dé.