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Betis

Siguiente nivel: eres el rival a batir

«Mal que les pese a otros, qué se le va a hacer, el Betis por aquí mola mucho entre gente de todos los colores, por diferencial y auténtico»

AFP
Gerardo Torres

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Soy un sevillano en Madrid. Pronto voy a cumplir diez años viviendo en la capital. El tiempo corre, y tengo la sensación de que cada vez más rápido, maldita sea. Desde aquí la perspectiva del fútbol es diferente. Todo se ve desde otro ángulo y ... esto, creo, es enriquecedor. Comprender otras mentalidades y otras razones termina siendo una ventaja a la hora de analizar la misma realidad. El caso es que llevo diez años conociendo gente de todas partes de España, y del mundo, que más pronto que tarde me pregunta si soy del Betis o del Sevilla. Nuestra rivalidad les resulta divertida a todos, españoles y extranjeros, y palparla les regocija. Del mismo modo, mi beticismo suele agradarles, es muy fácil percibirlo. Lo evidencian. En este tiempo sólo una persona me ha confesado antipatía hacia la cosa bética y era porque su padre, que había vivido a la sombra de la Giralda por unos años, se proclamaba sevillista. No entraré en más detalles, pero es como si hubiera un componente folclórico en todo esto. Hay mucho mito alrededor del Betis y de su idiosincrasia, una singularidad que se aprecia con curiosidad y complacencia, y que en muchos casos incluso resulta fascinante.

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