Betis
Mirando al frente
«El acceso a la Liga de Campeones es ya casi una quimera, pero ha estado tan cerca que a falta de tres jornadas todavía es posible matemáticamente, así que el Betis debe ver su clasificación como un punto de partida y no de llegada»
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Iniciar sesiónNo tengo reproche alguno para la actitud del Betis con el Barcelona. El equipo puso todo lo que tenía y no le dio para sumar ni un punto —por muy poco, eso sí— porque en el último tramo de la temporada su poder creativo y ... realizador se ha reducido. Claramente. De todas formas, a pesar del quiero y no puedo, el Betis me dejó más conforme que en encuentros anteriores y hay que decir que igual que perdió pudo empatar e incluso, con un poco de fortuna, pudo haber ganado sin que nadie pudiera rasgarse las vestiduras por ello. Incluso disminuido, este equipo tiene siempre su chance cuando no reserva nada, y creo que esta es una idea que debemos mantener muy viva a la hora de hacer repaso y balance de lo visto en esta campaña 2021-22, que después de lo acontecido en el derbi madrileño parece estar ya liquidada para el equipo verdiblanco.
El círculo de la temporada se va cerrando y es fácil, a la vista está, que las últimas sensaciones cobren peso en la visión global del ejercicio para desvirtuar cualquier juicio, así que es precisamente este, el del final, el momento de mantener con frialdad una perspectiva abierta y amplia para valorar con equilibrio y ecuanimidad todo lo que ha pasado durante la campaña, lo que ha sido capaz de hacer este equipo y también lo que ha estado fuera de su alcance, cómo no. Para mejorar, para que sea más competitivo el año que viene, es tan necesario valorar las fortalezas del grupo como sus debilidades, y estas deben ponderarse con justeza, sin dramatismo pero sin hacerse trampas al solitario. No valen para nada ni la autocomplacencia ni el victimismo. El Betis ha hecho una temporada excelente, ha salido campeón de Copa, ha jugado muy bien al fútbol, ha defendido un estilo valiente que nos ha divertido muchísimo y ha estado de principio a fin con los mejores. Esto tiene que ir por delante, siempre, en cualquier análisis, y a partir de esto viene todo lo demás, que incluye la certeza de que el plantel es mejorable, por supuesto.
Comentarios de todo tipo pero…
Viene lo anterior a cuento de los comentarios diversos y desiguales que estamos leyendo y escuchando en las últimas fechas, de los que el Betis, sus jugadores, sus técnicos y sus dirigentes salen mejor o peor parados. Opiniones hay para todos los gustos y en este tiempo en el que los medios y las redes dan voz a todas las opiniones, con escaso filtro, es fácil comprobar que nunca llueve a gusto de todos e incluso que a veces parece haber lluvia para algunos y no para otros, cuando todos entendemos que si dos personas andan juntas, o se mojan ambas o ninguna. Las visiones extremas de la misma realidad son inevitables y para mí son respetables las que se expresen sin faltar a nadie, lo cual no quiere decir que todas merezcan la misma consideración, que es cosa muy diferente. Al fin y al cabo, el fútbol es muchas veces la emoción del momento y la reflexión es más de profesionales que de aficionados, aunque de todo hay entre unos y otros, claro está. En el Villamarín vimos al Barcelona celebrar el triunfo en el minuto 93 con una efusividad muy llamativa, teniendo en cuenta que no le da más que para afianzarse en la segunda plaza de la tabla, que ya ocupaba. Esto puede tener tantas lecturas como se quiera, y mientras para algunos es señal de mediocridad, a mi modo de ver indica la unión y la buena salud y predisposición de un grupo que, sin haber estado donde se le esperaba al principio de la temporada en ninguna de las competiciones en las que ha participado, quiere pelear junto y con dignidad por lo que quede. Me parece que es mucho más fácil crecer desde un equipo con esta actitud que desde otro que muestre abatimiento en los momentos de adversidad. Por otro lado, estamos viviendo últimamente la euforia lógica y justificada de los seguidores del Real Madrid, orgullosos de las últimas hazañas protagonizadas por su equipo, que realmente son admirables. Todos sabemos, no obstante, cómo es «el entorno» del club madridista y no nos extrañará en absoluto escuchar y leer determinadas cosas si el día 28 es el Liverpool el que se hace con la «orejona» en París. Así de cambiante y de ingrato puede ser esto, ya se sabe.
Temporada prácticamente zanjada
Me habría encantado que el Betis terminara clasificándose para la Liga de Campeones, algo que ya es casi imposible porque quedan muy pocos puntos en juego como para pensar en un sorpasso al Atlético de Madrid. La derrota en el último suspiro ante el Barcelona, cruel como lo fue la eliminación de la Europa League con aquel tanto postrero del Eintracht de Frankfurt, complicó demasiado la posibilidad de redondear este temporadón con el acceso a la máxima competición continental, pero no será este resultado, ni siquiera la posterior victoria del Atlético sobre su eterno rival, lo que vaya a dejar al Betis fuera de los cuatro primeros puestos de la clasificación. Lo que está acusando el conjunto verdiblanco en este tramo final del ejercicio es la dureza del mismo, la alta exigencia en todas sus fases y la imposibilidad, por razones obvias, de mantener su mejor nivel todo el tiempo. Yo creo que el Barça que vimos el sábado en Heliópolis es el más competitivo de toda la temporada. Me parece que ante el cuadro de Pellegrini ofrecieron los de Xavi su mejor versión, aunque es cierto que la ausencia de Pedri la notan los azulgrana y el joven canario ha marcado la diferencia a favor de su equipo en partidos como el de este fin de semana. Pues bien, a mi modesto parecer, el mejor Betis de la temporada es mejor que este mejor Barça de la temporada. Estoy convencido de esto como estoy seguro de que el mejor Betis del año habría liquidado al Valencia en la final de Copa a lo Alcaraz, sin dar opción a la prórroga. Al equipo bético, producto de su solidez y de su fortaleza en los buenos momentos, se le ha torcido el final de la Liga porque ha tenido que pelear por cosas inesperadas en muy poco tiempo y ha llegado a esto con las fuerzas justas. Es evidente que hay futbolistas claves del plantel, casos de los magos, Canales y Fekir, que en las últimas semanas han bajado su rendimiento a pesar de su tremendo esfuerzo por no escatimar lo mínimo, y con esto ya se dice todo. Hemos visto más voluntad que acierto, menos profundidad y desde luego menos pegada en estos partidos recientes que en la meseta de la temporada. Es lógico y no se le pueden pedir peras al olmo, por mucho que sea un fastidio ver otro éxito tan cerca y no alcanzarlo. Al Betis le ha puesto plomo en este final de temporada el largo camino recorrido, y se ha dejado una gran parte de su probabilidad para entrar en la Champions en los choques con el Elche y el Getafe en la Liga y con el Valencia en la propia final de la Copa del Rey, todos relacionados entre ellos, como es fácil entender.
Hay que buscar más piezas útiles
Lo llaman «fondo de armario» y es la clave. Manuel Pellegrini se ha pasado la temporada haciendo cambios en sus alineaciones, equilibrando la cantidad de juego de sus futbolistas útiles y confiando en todos, y lo cierto es que ha obtenido respuesta. El rendimiento del grupo se ha mantenido a un nivel alto, sin altibajos notables. El problema ha llegado a la hora de definir y a unos les ha pesado la responsabilidad o la falta de experiencia y a otros la acumulación de esfuerzos. Con todo, al Betis se le han ido un montón de puntos en las últimas semanas y esto ha pasado la factura correspondiente, pero bendito problema. No era el objetivo de este año ganar la Copa del Rey, y se ha ganado. No lo era conquistar la Europa League, sino hacer el mejor papel posible al reaparecer en Europa, y esto también se ha logrado. Y, por supuesto, no era la aspiración de este equipo el verano pasado clasificarse para la Liga de Campeones y lo cierto es que lo ha tenido tan cerca que a tres jornadas del final de la competición todavía no está descartado matemáticamente para conseguirlo. Así que sí, vale, la sensación ofrecida por el equipo en los últimos partidos no ha sido la mejor, y desde luego que se ha quedado lejos de la que transmitió en otras fases del ejercicio, aquellas en las que liquidaba los partidos con cuatro goles sin tener que apretar del todo el acelerador. Pero hay un par de certezas que nos deben servir para no despegarnos de la realidad mirando ya al futuro: por un lado, que el equipo es bueno, tiene calidad y talento, está unido, quiere crecer, es capaz de competir con los mejores y de ganar títulos, y está cerca, muy cerca, de aspirar al acceso a la Liga de Campeones; por otro, que está incompleto, que tiene sus agujeros y que teniendo que enfrentarse el año que viene a los mismos desafíos de esta temporada pero con la obligación de tratar de superarse, necesita hacer cambios inteligentes en el plantel para alargar el oxígeno hasta el final.
Con un poquito más, sí, la clasificación para la Liga de Campeones habría sido factible. Pero tomémoslo como un punto de partida y no como un punto de llegada. La temporada ha sido fantástica y merece ser apreciada y disfrutada. El reto es replicarla y mejorarla.
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