Betis
Juanmi, selección
El de Coín se ha creado su propio espacio, se ha abierto un círculo entre los creativos y los arietes y se ha convertido en un complemento irrenunciable
Juanmi celebra uno de sus goles ante la grada del Villamarín en el Betis - Levante
Como el día del Getafe, el Betis recibió al colista, ahora el Levante, y dio buena cuenta de él sin misericordia alguna, que las diferencias están para marcarlas… salvo cuando eres el inferior, claro. Con paso firme todo se hace mucho mejor, incluso noquear a ... un rival que en los últimos años se había convertido en una verdadera pesadilla para todos los béticos, con su apóstol Morales empeñado en hacer cada temporada su partido del año al llegar a Heliópolis. Supongo que ustedes, igual que un servidor, se temieron lo peor después de que Mustafi clavara el cero a uno desde el punto de penalti del área defendida por los de Pellegrini, saltando en total soledad para cabecear a gol sin oposición alguna. Madre mía qué remate, y qué golazo. «Ahora vendrán las galopadas de Morales y verás tú cómo vuela esta oportunidad de consolidarnos en la quinta plaza de la tabla», pensé después del tanto de los valencianos. Ya me podrán decir pesimista, pero no, me niego a aceptar el calificativo, que el pensamiento venía legitimado por lo padecido en las temporadas anteriores. Sin embargo, nada de eso. El Betis, que ya había tenido alguna buena oportunidad antes de encajar gol, se rehízo y se volcó sobre el contrario para estar a la altura de lo que de él se podía esperar. Su comportamiento, otra vez, fue irreprochable. No cabía otra cosa ante este rival, venido a menos hasta tocar el fondo en la clasificación, y siendo mejor, se comportó como tal. Qué gusto da cuando el Betis hace esto.
Decíamos ayer, esto es en el artículo inmediatamente anterior a este, que esta temporada el equipo verdiblanco viene empequeñeciendo sistemáticamente a los adversarios con menos calidad que él, lo cual está muy bien porque moralmente es un refuerzo valiosísimoy al mismo tiempo produce temor en los demás. Fiel a este comportamiento, con la autoestima robusta y sólida como un roble americano, el equipo de Pellegrini volvió a someter al inferior y exhibió de nuevo lo mejor de sí mismo, todo eso que no vimos en los partidos de infausto recuerdo que para qué vamos a nombrar. No empató antes del descanso porque no tuvo el punto de suerte mínimo que hace falta para convertir, pero poco a poco, adelantando líneas, intensificando la presión y logrando la profundidad deseable por el exterior pero también una circulación rápida y eficaz por el centro gracias a la inspiración de Canales y Fekir, las oportunidades fueron llegando y entre ellas me quedé entusiasmado con una que sin ser especialmente clara sí que fue estéticamente muy destacable, al buscar Juanmi un remate de exterior para tratar de llevar el balón de rosca al palo más lejano de su posición, escorada a la izquierda del marco visitante mirando este de frente. El atacante de Coín nos dejaba ver su confianza plena con esta acción técnica desahogada y talentosa que se convirtió en el adelanto de lo que veríamos más tarde.
Suerte y hat-trick
En la segunda parte del encuentro sí que apareció esa pizca de suerte que siempre hace falta y entonces, además de divertirnos con la superioridad del Betis, disfrutamos con los goles y con la remontada. No faltó algún susto, por supuesto, pero el equipo bético demostró otra vez su solvencia máxima ante los contrarios de este pelaje, y la gente se lo pasó bien. ¿Qué más se puede pedir? Remontada, goles, victoria y buena clasificación. Misión cumplida. Todos contentos por Heliópolis.
Ahora bien, hay muchas maneras de cumplir la misión de turno, y el Betis eligió la que mejor va con su esencia, la que su gente tradicionalmente demanda y, por supuesto, mejor digiere. Jugó bien. Jugó bien y rápido. Y desbordó al Levante, que no sabía si tapar el pasillo a babor o a estribor y en esas empezó a ver cómo Juanmi les agujereaba sin compasión con remates de todos los colores. Juanmi, el que las mata a la chita callando. El que no estaba y ahora no falta. «Oh, Juan Miguel, oh Juan Miguel, todos queremos que marque Juan Miguel». Pues hala, tres y el balón para casa.
Hallazgo importante. Hallazgo de enorme valor el de este Juanmi que en la Real ya se había dejado ver, cómo no, pero que ahora, de verde y blanco, está ofreciendo lo mejor de sí mismo, a los 28 años y después de superar una lesión que retrasó mucho esta explosión goleadora que tan bien se recibe y que además viene marcada por la diversidad de los recursos del jugador malagueño, un tipo que no va a destacar en el choque cuerpo a cuerpo pero sabe que lo suyo es estar en el sitio y sobre todo aprovechar su magnífica coordinación para ponerla siempre al servicio del remate. Cada gol distinto, con una superficie diferente del pie. Más propio todo de un costoso y exótico João Miguel que hubiera llegado de algún club con samba en la banda sonora que de un Juanmi de aquí al lado y para el que la afición blanquiverde empieza a reclamar la mirada del seleccionador nacional, Luis Enrique, un tipo que ya sabemos que es más que especialito y que puede pasar olímpicamente de esta baza aunque sea una evidencia el momento de forma del ínclito Juanmi, su calidad y su aproximación al concepto futbolístico de nuestra selección.
No sé si Juanmi podrá saborear en algún momento de nuevo el placer y el honor de ponerse la zamarra de la selección española. Lo que sí sé es que en este momento se ha convertido en un complemento fantástico e inmejorable para los perfiles ofensivos que tiene el Real Betis. Le da salida al talento creativo de Canales y de Fekir, --fantasía pura la suya en la acción que generó el tercer tanto bético—y ocupa los espacios que crean los arietes, Borja y Willian. Así que en medio de ese círculo se está encontrando como pez en el agua el ex realista y así está ofreciendo unas alternativas valiosísimas de juego, apoyo y finalización. Con todo, el Betis sigue aupado al quinto puesto en la tabla, cuenta sólo dos puntos de diferencia con los clasificados en segunda y tercera posición y mira desde arriba al Barcelona, que va a ser su próximo rival liguero, el sábado a las 16.15 horas. Será esta una nueva oportunidad para crecer, para ofrecer una versión competitiva ante los rivales de mayor calidad, ese plan B del que hablábamos la semana pasada. Ganar a los colistas con claridad y ofreciendo un buen espectáculo está muy bien, y es necesario. Nos queda ser ásperos, antipáticos y audaces contra los de talla mayor, y viendo el desempeño del grupo y de las individualidades puede ser un buen momento para dar ese pequeño salto de calidad incluso con la ausencia del mago Fekir. Es una prueba de fuego, cierto es. Pero siempre nos quedará Juanmi.
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