Bestia o bestial, siempre ingeniero
Tengo claro que el chileno es un verdadero líder, ese que no quiere meros subordinados, sino seguidores que crean en él y, sobre todo, en la causa común que propone
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónLas entrevistas, por definición, son peligrosas. Incluso las «amables», esas que han de servir para mostrar el mejor perfil del entrevistado. Todas lo son, sin excepción. Y lo son, como decía Oscar Wilde , no por las preguntas, ni siquiera por las más capciosas, ... sino por las respuestas. El problema siempre está en las respuestas. El que interroga pone los charcos, pero los pisa el que contesta. Por eso hay muchos personajes populares que no hacen entrevistas, o que hacen muy pocas: porque saben que no son capaces de evitar todos los charcos o porque tienen un asesor al lado que es el que lo sabe y les evita el peligro. Por la misma razón hay tantos futbolistas y entrenadores que recurren una y otra vez a lugares comunes, coletillas, tópicos y respuestas lacónicas para salir del paso cuando no hay más remedio que contestar. Hacerlo de forma profesional requiere una mínima preparación, y creo que en un futuro muy cercano los clubes, por su propio interés, invertirán dinero y recursos en esto, como han hecho en los últimos años para controlar todo lo posible la información pública que generan.
Noticias relacionadas
Viene todo esto a cuento de la entrevista de cuarenta y ocho minutos que Manuel Pellegrini salvó el martes pasado, con matrícula de honor, en la muy profesionalizada televisión del propio Real Betis Balompié . Cuarenta y ocho minutos es tiempo, y da para muchas preguntas y otras tantas respuestas. Salir airoso de esta prueba con un discurso elaborado pero fluido, sin huidas y con cierta carga de profundidad en las opiniones, y hacerlo además sin deslizar una impertinencia, sin pisar un callo, sin contradecirse y sin cometer una sola indiscreción, que se dice pronto, tiene un mérito extraordinario. Pellegrini mantuvo el tipo en este encuentro con los periodistas, desde el principio hasta el final, con una coherencia perfeccionada y defendió con ella un discurso reflexivo, conciliador, pausado y aglutinador en el que hubo, además, toneladas de sensatez, virtud normalmente escasa en según qué ámbitos.
La mesura del que de verdad sabe
Suele ocurrir que la gente sabia es la menos categórica. Es asertiva, pero no categórica, porque asume que al igual que sabe, ignora. Nunca se aprende todo. Y esto ocurre con el entrenador bético, que es asertivo pero no categórico, así que después de escucharle atentamente, una vez más, tengo claro que el chileno es un verdadero líder, ese que no quiere meros subordinados, sino seguidores que crean en él y, sobre todo, en la causa común que propone. Para mí esto es trascendental porque el entrenador de un equipo, dicen los gurús de la Psicología del Deporte, es lo que se llama un líder formal , que es el que ha sido impuesto por la organización, en este caso el club, pero el verdadero éxito, me refiero al buen rendimiento del grupo y a la consecución de resultados satisfactorios, sólo es posible cuando ese liderazgo impuesto desde arriba penetra en la caseta al satisfacer las necesidades y las aspiraciones de los jugadores, lo cual se refleja en el compromiso necesario para que lleguen las victorias. Cuando esto sucede, y se alinean los objetivos de la organización y de los deportistas --dicen los investigadores, insisto--, ese liderazgo formal se convierte en lo que denominan un liderazgo efectivo. Y me atrevería a decir que en este terreno es en el que se está desenvolviendo Pellegrini, apodado «el ingeniero» por algo.
No es cuestión baladí. Hace mucho tiempo que la calidad técnica, siendo necesaria, no es suficiente para desequilibrar en el fútbol. Lo hace en condiciones de sacrificio y sufrimiento parejo. Es decir, que para ganar (guerras, no batallitas) primero hay que correr tanto como el rival, y entonces sí que suele vencer la partida la calidad (y no siempre). ¿Cómo llevar a los deportistas, jugadores de fútbol en este caso, a ese esfuerzo máximo una y otra vez, a emplearse con un sacrificio extremo en cada partido como si el adversario siempre fuera del mismo nivel o superior? Pues a través de un liderazgo claro en el que el grupo llega a creer cuando las cosas van bien y cuando no van tan bien, cuando uno juega y cuando uno no juega. Ese liderazgo es el que allana el camino, el que logra equilibrios, el que hace complementarias las habilidades diferentes, el que cohesiona y hace bloque, el que motiva aún más cuando la situación lo exige. Por eso es un tesoro.
Confiable como el que más
Un liderazgo sólido por parte de un entrenador exige, entre otras cosas, un discurso transparente, fluido, coherente y realista . Sensato pero ambicioso. Requiere un mensaje de inclusión, de asignación de roles, de guardarse las espaldas unos a otros, que sea reconocible, constante y para todas las cabezas. En tantos años de ejercicio profesional conocí muchos entrenadores planos o de personalidad insustancial; otros, más de los que habría esperado, con ese carácter impostado que consigue portadas, pero no victorias; también podría hablar de tipos decepcionantes, de algunos farsantes e incluso de más de un cretino de nota alta; y finalmente podría nombrar a unos pocos, los menos pero los que merecen la pena, capaces de construir esta comunicación eficiente y con la habilidad y el carisma que hace falta para defenderla contra viento y marea. Pellegrini, sin duda, no sólo está en esta lista corta, sino que me atrevería a decir que su clarividencia aguanta cualquier comparación y que muy pocos técnicos de cuantos he conocido habrían sido tan solventes como el chileno en una entrevista televisiva tan larga como fue la del martes pasado.
La carrera de entrenador es selectiva, es decir, va produciendo una criba de forma permanente e inexorable, de modo que quienes no están al máximo nivel van perdiendo posiciones en la élite, poco a poco, hasta desaparecer definitivamente sin producir añoranza ni trauma alguno. Por eso mismo, cuando un tipo va camino de cumplir 35 años en los banquillos del fútbol de alta competición es sólo porque es muy bueno, ya que nadie consigue nuevos contratos gracias a un currículo lleno de polvo. Uno se mantiene en el primer plano por lo último que ha hecho, es decir, porque sigue siendo competitivo con las nuevas generaciones, porque se adapta, se recicla y aprende permanentemente. Cuando uno aprovecha su bagaje adquiere ventaja y merece confianza. Es lo que transmite Pellegrini cuando se explica en profundidad. Luego, como dice que aprendió de otro colega, el fútbol hace lo suyo y «cualquier técnico puede pasar en un rato de bestia a bestial», y al revés. Nadie es infalible ni puede garantizar los resultados que se demandan, pero esta es ya otra historia. Lo que pase en los próximos meses, lo veremos. Hoy, escuchando a Manuel Pellegrini, uno piensa que el Betis tiene un entrenador tan bueno como el mejor, y que sería fantástico que pudiera cumplir un ciclo largo al frente del equipo verdiblanco sea bestia o bestial lo que venga a corto plazo. Con él, apuesto todo al largo, y no va más.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete