Opinión
Del sol que iluminaba a otras estrellas
Hoy no habría dinero para poder firmar al que fuera astro bético. Ni para encargar la clonación de su bondad y rectitud
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Iniciar sesiónYo vi jugar a Luis del Sol . Lo hice cuando ya no era el cuerpo celeste que iluminaba el planeta fútbol, sino parte de una constelación de estrellas de las que brillan para siempre en la historia del balompié mundial. Había vuelto al ... Real Betis para hacer felices a los miles de aficionados que no habían gozado de su fútbol por no haber nacido cuando se fue, doce años atrás. Y, sin embargo, supe de él mucho antes de 1972. Mi padre, jándalo, acudía indistintamente al campo del Betis y al del Sevilla cada fin de semana, como muchos otros aficionados en la primera mitad del siglo XX, y cuando el niño tuvo sinrazón futbolística –la razón no puede sustentar una pasión que germina en el corazón- le contaba las grandezas del centrocampista soriano, aquel que cada temporada en el Betis sumaba un pulmón más a los dos con los que nació, para terminar siendo el «siete pulmones» que conquistó a los italianos.
Del Sol jugó con los mejores de su tiempo, como compañero o como rival, porque él fue también de los mejores. Con Alfredo Di Stéfano , para algunos el más grande de la historia, hizo amistad íntima. Luis era nueve años más joven y durante su estancia en el Real Madrid, un apoyo fundamental para la Saeta. Su extraordinaria generosidad le impedía contar cómo sustentaba al hispanoargentino en sus lagunas físicas en partidos de gran desgaste, resaltando en cambio la ya figurada capacidad de este para recuperarse de los grandes esfuerzos. En Italia, donde es un mito, también ayudó a figuras como Sarti , portero, o Sivori , a engrandecer sus leyendas, que para eso sus pulmones daban de sobra para evitar los disparos del rival y facilitar los goles propios a los compañeros.
Seis millones y medio de pesetas de las de 1960 le costó al Real Madrid su fichaje y los 35 millones que recibió dos años después de la Juventus por su traspaso permitieron a los madridistas comprar los terrenos de su ciudad deportiva. Hoy no habría dinero para poder firmarlo. Ni para encargar la clonación de su bondad y rectitud. Descanse en paz quien tanto luchó sobre el césped de la vida.
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