Betis
La depresión y la euforia van por barrios
La caída en picado en la tabla ya no es una anécdota en el Sevilla; el Betis hace goles y no los encaja
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Iniciar sesiónSe cumplió el pasado fin de semana al primer tercio liguero (en Sevilla, los dos derbis de la «liga interna» completan los 38 partidos del campeonato) y las aspiraciones de nervionenses y heliopolitanos se van decantando. Tanto en los que miran al norte, ... que les queda nada para maridarse con el poso de la clasificación; justo lo contrario de los «sureños», que conviven con la élite. Depresión y euforia va por barrios.
El Sevilla mira hacia su cita del miércoles en el Etihad del City como quien se adentra obligado en una tormenta de granizos como melones. Sobre todo después de no haber sobrevivido a ese rayo de esperanza que era a priori el de Vallecas. Lo que en su día José Castro, su presidente, definió como «anécdota» (caída a puestos de descenso) ya no lo es tanto. Lo sería de tener una plantilla de calidad con obstáculos sobrevenidos. No es el caso. El equipo arrastra sus vergüenzas allá donde va y lo único sobrevenido es el desastre que se auguraba desde la segunda vuelta de la temporada pasada.
Lo que no es de recibo es que la depresión instalada en la afición sevillista se convierta en demencia de un grupito sin memoria. Ni histórica ni reciente. Acosar o insultar a Ramón Rodríguez Verdejo, Monchi , el gran hacedor de los éxitos durante tres lustros, es de lerdos e ingratos. Si hay alguien con capacidad para revertir la situación es él, no se olvide.
En Heliópolis , por el contrario, está instalada la euforia. No le pongan bridas. Una vez conseguida la clasificación a octavos de la Liga Europea, en San Sebastián no sólo recuperó el terreno perdido en los últimos encuentros, sino que se encontró con un jugador más ganado para la causa, un Cruz que salió cara en el momento justo de partido, cuando a los locales no le quedaban fuerzas ni cronómetro para la reacción.
La situación actual tiene mucho que ver con aquello que Pellegrini se definió como reto en pretemporada y toma cuerpo en lo que va de competición: encajar menos goles. Seis veces con su portal a cero. Seis veces con la mandíbula intacta y sólo tres noqueado.
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