Betis
Bajas, sí, pero no bajón
Suele decirse que son los considerados suplentes y no los titulares los que aseguran los éxitos de los equipos
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Iniciar sesiónSuele decirse que son los considerados suplentes y no los titulares los que aseguran los éxitos de los equipos. Ese famoso «fondo de armario» de las plantillas que permite no perder comba cuando la competición acelera el ritmo de la cuerda y hay que seguir ... saltando cada vez más deprisa con aquellos que, al menos en teoría, son menos duchos a la hora de brincar. La reanudación de la Liga, ya en su cuarto final, coge a Betis y Sevilla con algunos de sus mejores saltarines apartados del juego, algo habitual en el caso sevillista y ahora, por la calidad de las ausencias, especialmente importante en la orilla bética.
Será el Betis el primero en comparecer frente a los pamplonicas de Arrasate. Pellegrini se ha quedado sin columna vertebral, que no sin médula. Atrás faltará Pezella, en el centro del campo y media punta Canales y Fekir y arriba Borja Iglesias. La del defensa no debe representar mayor problema y arriba la del otrora decepcionante gallego (para el técnico y para sí mismo, según propia confesión) se verá compensada con la presencia de Willian José, pero las otras bajas sí son preocupantes. A los verdiblancos, la ausencia de Fekir les suele representar una merma notable en su producción ofensiva, que en este caso se verá aún más lastrada con la baja de Canales, que cuando anda en forma garantiza arranque, último pase y remate. Casi nada.
A las 21 horas champions, el Sevilla se cruza en el camino de un Barcelona que va como una moto a por el Real Madrid, al que le sacó los colores en su última comparecencia. Y para atisbar a los madridistas debe aún subir un escalón, aquel que le pondría por encima de los de Lopetegui. La previsible vuelta de Diego Carlos supone un alivio, pero hará falta la mejor versión de los Gudelj, Rakitic y Jordán y de los laterales ante lo que se avecina. Sufrir sin balón y dejarse ver arriba, aunque sea para alejar el balón de su área, debería arrojar esperanzas. Las que llevan albergando los rojiblancos los últimos veinte años de arrancar una victoria del Nou Camp. No llama al optimismo que el poeta la pintara de verde.
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