Ahora, Betis, ahora, que ya no existe el después

Sólo cuando el balón corra por la pradera de Balaídos podrá comprobarse la actitud con la que el Celta afrontará el partido . Clasificatoriamente no se juegan un higo chumbo, pero quién sabe si los de Coudet tienen algún incentivo extra que revista de espinas su fútbol, por lo general rebosante de buen gusto. El técnico argentino comparte con Manuel Pellegrini el orgullo de haber sacado petróleo de lo que en su momento parecía un pedregal improductivo. Si el chileno ha metido a los heliopolitanos en Europa tras ser decimoquintos en la 19-20, el bonaerense logró convertir a una banda de barrio –el 17º en la tabla a 12 de noviembre de 2020- en una orquesta de capital –octavo, a 16 de mayo de 2021- en seis meses.

Los béticos llegan a su Estación Termini bien de fuerzas, sobrados de motivación y algo justos de gol , por más que ahora tenga en sus filas a uno de los delanteros punteros del campeonato, un Borja Iglesias propuesto para jugador del mes de mayo y goleador del 2021, cuando en enero parecía condenado al destierro, previo paso por el diván del psiquiatra.

Es razonable pensar que la cita de Vigo será también el último partido en verdiblanco de algunos jugadores del plantel, no sólo de los que se van por voluntad propia, sino también por exigencias (económicas) ajenas. El Betis necesita vender para cuadrar las cuentas y allegar fondos con los que potenciar la plantilla que necesitará Pellegrini para afrontar tres competiciones . Se la ha ganado a pulso.