¡Qué bonito sería el fútbol sin resultados!
En el Betis en el que ha recalado Setién, el "manquepierda" está tatuado en el corazón de su gente, pero no se exhibe. El bético quiere ganar
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La anécdota ya ha traspasado alguna vez esta Línea de Fondo. En cierta ocasión, Miguel Muñoz Mozún, con la retranca que la caracterizaba, ante el comentario de un compañerp de prensa sobre un mal día de su equipo, exclamó: ¡Qué bonito sería el ... fútbol si no se jugasen partidos los domingos!”. La frase es del siglo XX. Ha tardado en modernizarse en el XXI. Pero el otro día Quique Setién , en la rueda de prensa tras el encuentro contra el Español, lo hizo: “Si nos olvidáramos un poco del resultado…”. Si nos quedáramos con la belleza de los ronditos, si nuestros porteros no encajaran goles, sin los delanteros no recibieran patadas, si… ¡Qué bonito sería el fútbol!
He sido un firme defensor de Quique Setién y de su proyecto para el Betis y si me apuran me gustaría ver hasta dónde podría llegar con una “plantilla ideal” –no, con Messi no vale- pero los resultados, eso que tanto le fastidian, me han despojado de argumentos para defender lo que vende. No hay una buena táctica ni estrategia, ni siquiera para el poema de Mario Benedetti , si no es eficaz. Las del gran poeta uruguayo emocionaban; las del técnico verdiblanco decepcionan por muy hermosas que se nos muestren.
En su ansia por vender su producto con números, Setién, tras cada frustración, ha hecho referencias a porcentajes de posesión, a los remates a puerta, a los centros al área, pero soslayando siempre lo negativo. Ayer se publicaba en alfinaldelapalmera un dato demoledor: el Betis, en abril, subió al podio de las grandes ligas europeas como uno de los equipos que más goles encajó. Al plantel no sólo le ha hipotecado la temporada su discretisíma producción goleadora, sino sus números en contra, esos cincuenta goles repartidos por igual fuera y en casa que lastraron sus marcadores .
Puede argumentar el entrenador bético que si le fueron a buscar no fue por los espectaculares números de sus equipos, sino por el juego desplegado por ellos. Tan cierto como el Betis en el que ha recalado el manquepierda está tatuado en el corazón de su gente, pero no se exhibe. El bético quiere ganar. Porque para eso se compite, porque quiere ser correspondido, porque sí.
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