Mírala cara a cara que es la cuarta
El Real Betis ha sufrido ciclotimia esta temporada. Fuerte de espíritu en la LaLiga, depresivo en los torneos de eliminatorias
Los psicólogos explican la ciclotimia como un trastorno leve de bipolaridad que afecta al estado de ánimo de las personas, unas veces en la cresta de la ola de la euforia, otras en el lecho del desaliento. El Real Betis la ha sufrido esta ... temporada. Fuerte de espíritu en la LaLiga, depresivo en los torneos de eliminatorias. Sólo así se explica su capacidad para reinventarse tras una decepción. Como la sufrida en Zagreb, que lo dejaba fuera de Europa un jueves y su enorme reacción el domingo, menos de setenta y dos horas después, frente al Athletic, que le permitió recuperar la sexta plaza de la competición doméstica.
No ha sido ajeno a tantas oscilaciones en el carácter el cúmulo de lesiones, sanciones y contratiempos que ha sufrido la plantilla semana tras semana. De ejemplo puede servir el choque contra los bilbaínos. Lo afrontó con las bajas por sanción de Roca, Miranda y Sokratis y ya sabe que para el encuentro contra el Atlético de Madrid no podrá contar con Fekir, Aitor y Altimira. Los dos últimos, por tiempo aún indefinido, y el primero, al menos en el Metropolitano, pues se le espera al siguiente enmascarado, emulando al Zorro que es en los terrenos de juego cuando anda fino y filipino.
Ponía énfasis Manuel Pellegrini, que recibió el cariño de una afición que lo sigue teniendo por lo que es, un número uno de los banquillos, en primar la marcha en la Liga sobre cualquier otra consideración. Los tropiezos en Europa exigen como premisa fundamental estar en ella y el Betis lleva tres campañas consecutivas participando y mira cara a cara a la cuarta para completar su particular sevillana continental.
Todo se va a decidir en el último tercio liguero, a iniciarse la próxima jornada. Necesitan los verdiblancos mejorar sus cuentas fuera de casa, que en ella las tiene cuadradas. Sólo un partido perdieron al final de la Palmera y en tres como visitante. Lástima de tanto empate, que lo convierten en rey de la igualada, cuando en la mayoría de las ocasiones fue mejor que el rival tanto de anfitrión como de forastero.
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