Miedo a perderse

Titulábamos «El subconsciente, otro rival a batir» nuestro último artículo en verdiblanco. El obstáculo invisible y silente que se levantaría en la mente de los jugadores ante la cita en Breslavia en los partidos de Liga aún por disputarse, con una posible plaza de Champions en juego. No tardó en manifestarse: desde el 8 de mayo, el cuadro bético ha acumulado dos empates ante rivales asequibles (Osasuna y Rayo Vallecano) y una dura derrota frente al Atlético de Madrid. La cabeza está en otra parte, como acabó admitiendo Manuel Pellegrini tras el encuentro del pasado domingo: «Es difícil abstraerse de la final del día 28».

La ya célebre y tímida frase soez (¿A qué estamos jugando, carajo?) del técnico chileno en la pausa de hidratación del primer tiempo en el Metropolitano tuvo más de efectista que de apelación al carácter de los suyos. Sabe que sus jugadores ya han puesto un notable alto, pendiente del sobresaliente, a la temporada y que, a pesar de la cercanía en la tabla con el Villarreal, la empresa de alcanzarlo presentaba tres dificultades enormes: la ventaja en puntos de los de Marcelino, su solidez y el cierre de la temporada de los castellonenses contra un Sevilla salvado (Valladolid, en 1985; Oviedo, en 2000 y correspondencia bética frente al Sporting de Gijón, en 1997, de antecedentes).

Lo que nadie duda es que frente al Chelsea el miedo desaparecerá, que allí no habrá temor alguno a jugarse la tibia y el peroné, al desgarro, a la conmoción. La conciencia de poder hacer historia llevará al subconsciente a la papelera de sus mentes.