Un gran cuadro casi a falta de firma
Decía Salvador Dalí que «un verdadero artista no es el que se inspira, sino el que inspira a otros». Y se nota, vaya si se nota, en este Betis
Tengo un buen amigo aficionado al golf que cuando aprovecha un rato de asueto para ir a tirar bolas en el campo de prácticas o jugar unos cuantos hoyos, dice: «me voy a dar una pinceladitas», lo que en términos pictóricos sería entretenerse ejecutando unos ... trazos en ese lienzo siempre por acabar que tenemos en la buhardilla del ocio. En los últimos años, desde el advenimiento de Manuel Pellegrini, el Real Betis ha estado dando «pinceladitas» cada vez más regulares hasta advertir esta temporada que aquellos rasgos sugerentes, pero aún irreconocibles como conjunto, podían convertirse en un gran cuadro, de esos que acaban en la pinacoteca de los clubes. «Europa Top», en su doble vertiente, está casi a falta de firma.
Superado en la clasificación el Villarreal, opositor a esa quinta plaza clasificatoria que asegura plaza Champions, el objetivo ahora pasa por alcanzar la cuarta, ocupada por el Athletic, para evitar nervios de última hora, mientras se prepara la cita de semifinales de la Conference contra la Fiorentina, el primer escalón de los tres que le daría un título europeo. El jueves de Feria, otro jueves de farolillos en el calendario continental del fútbol sevillano, sabremos si sólo quedará uno por superar.
Y hay que creer en ello, porque el equipo cree; porque el banquillo ya lo ve posible, desbordada como está su prudencia por la respuesta del plantel; porque en los despachos lo que era esperanza de acierto se ha convertido en fructífera realidad y porque detrás de todos hay una infantería, la de sus aficionados, que ha calado la bayoneta del «manquegane» para defender la privilegiada trinchera en la que se encuentran los suyos antes del asalto final.
Faltan las pinceladitas finales, ese toque genial con que lo expertos acreditan la autenticidad de las obras maestras. Gente de sobra tiene este equipo para darlas o para procurar al discípulo la oportunidad de hacerlo. Decía Salvador Dalí que «un verdadero artista no es el que se inspira, sino el que inspira a otros». Y se nota, vaya si se nota, en este Betis.
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