¡Qué felicidad la mía…!
Infiero que hoy, con la vida resuelta, Antony sólo busca el cariño de la gente, devolvérselo con el balón en los pies y vivir en paz
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Iniciar sesiónNo sí la SGAE cobra por reproducir fragmentos de letras de canciones, pero con gusto pagaría la factura porque no hay forma más precisa de definir el idilio de don Antony Matheus dos Santos (25 años, Osasco, Estado de Sao Paulo) con el Real Betis, ... que el inicio de «¡Qué felicidad la mía!», de Francisco López Cepero, cantada a dueto por la inolvidable María Jiménez y Miguel Poveda: «Desde que te he conocido estoy sintiendo algo dentro de mi alma/Porque tú le has transmitido a mi corazón el sentir con ganas/Por haberme dado tú esta nueva luz que alumbra mi alma/Qué felicidad la mía, al estar contigo y amarte con rabia».
Se dice, y con razón, que el fútbol ha perdido todo el romanticismo del pasado, que sólo el dinero acelera el pulso de los protagonistas y que la lealtad se calibra en función del montón de billetes reposando sobre la mesa. Por eso sorprende tanto la actitud de quien ante el dilema de elegir entre la cartera y el corazón, escuchan sólo lo que le dictan los latidos. Es el caso de Antony, quien en la travesía desde Manchester a su Ïtaca verdiblanca este verano, desoyó propuestas millonarias de media Europa para hacer verdad, pero de la buena, no de la ojanesca, aquello de que el dinero no da la felicidad. Va a cobrar como el que más por Heliópolis, cierto, pero muchísimo menos de lo que le ofrecieron el último día de mercado por empadronarse muniqués.
Me pregunto si más allá del encandilamiento por los ojos verdes que en su día derivó en un amor a primera vista, ha tenido mucho que ver su cuna en la favela de Inferninho, donde desde niño conoció el horror y forjó su único objetivo en la vida: conseguir que su familia escapara de él rodando cuesta arriba a bordo de una pelota. Infiero que hoy, con la vida resuelta, sólo busca el cariño de la gente, devolvérselo con el balón en los pies y vivir en paz. Ningún lugar como Sevilla para procurárselo. No gratis. El club hizo un enorme esfuerzo para incorporarlo y la afición espera de él que lidere al equipo hacia una plaza de Champions. Tiene deberes.
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