Emojis
Estos días se especula de nuevo con la posibilidad de que Ceballos vuelva a la disciplina verdiblanca. Da pie a ello sus «guiños» tuiteros
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Iniciar sesiónQuien me conoce sabe de mi aversión a los emojis. No por refractario a las modas, ni siquiera por pensar que, a diferencia del dicho, en esto de las redes o de las comunicaciones vale más una palabra que mil imágenes. Lo hago porque considero ... inteligentes a mis interlocutores de confianza, que saben de sobra cuando ironizo, soy sarcástico o hablo de veras. Y con aquellos con los que mi trato es casual o fijo discontinuo, procuro evitar los malentendidos siendo claro en mi exposición. A Dani Ceballos sí le gustan los emojis, que usa con profusión. Y los referidos al Real Betis se interpretan por los medios como «guiños» a su antiguo club.
Ceballos fue traspasado al Real Madrid en julio de 2017. El club bético, ante el creciente interés que despertaba en el mercado la enorme calidad de aquel chico con 20 años, intentó ampliar su contrato sin éxito y acabó traspasándolo, dicen, por 17 millones de euros, dos más que su cláusula de rescisión. Al año siguiente, otro proyecto de futuro, hoy enorme realidad, Fabián Ruiz, renovó por el Betis en enero, doblando su cláusula, yéndose en junio al Nápoles por treinta millones. Tanto uno como otro actuaron correctamente en función de sus conciencias e intereses.
Estos días, por enésimo verano, se especula de nuevo con la posibilidad de que Ceballos vuelva a la disciplina verdiblanca. Da pie a ello sus «guiños» tuiteros. Pudo hacerlo en junio de 2023, cuando vencía su contrato con el Real Madrid, pero renovó hasta 2027. Algo lógico, pese a las dudas que despertaba en él la guadianesca confianza conferida por Carlo Ancelotti. Aumentaba notablemente su soldada y permanecía en un club campeón de la Champions (tres desde su llegada).
Ahora tendrían que darse un cúmulo de circunstancias: que el Madrid se aviniera a venderlo, que el Betis pudiera pagar por él lo que demandara Florentino, que el jugador se rebajase la ficha pese a tener ofertas mejores o que la notable «creatividad» del club heliopolitano convenciera en un Bernabéu anclado en el puntillismo del dinero en mano. Pónganle el emoji que prefieran, aunque sea un trampantojo.
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