Biorritmos en su cénit para mañana
Ya debieran saber los ciclotímicos que Pellegrini es de los pocos profesionales del banquillo que siempre sacó rendimiento a los buenos jugadores
Hubo un tiempo en el que la gente le dio por los biorritmos y a diario los consultaba para, en función del ritmo ascendente o descendente de sus ciclos y de sus confluencias en el calendario, tomar decisiones importantes o ahorrárselas hasta mejor ocasión. Se ... basaba la cosa en un gráfico que cartografiaba tu ciclo físico, emocional e intelectual, todos ellos con diferentes duraciones. Si convergían en todo lo alto era el momento de asumir riesgos. Los del Betis, tras la victoria sobre el Real Madrid y los nueve de nueve firmados en la Liga, están en su cénit.
Y tienen nombres: el ciclo físico lo representarían Cardoso e Isco. El norteamericano por su capacidad para cubrir campo, robar balones, dar salida al contragolpe y sumarse al ataque, un todo en uno. El malagueño, cuya calidad no sabe de altibajos, al haber recuperado el tono muscular anterior a su larga estancia en la enfermería. El ciclo emocional tendría en Jesús Rodríguez su avatar. Ha mamado Betis en los escalafones inferiores, el escudo lo tiene tatuado en el pecho y con su desborde, descaro y eficiencia aporta señas de identidad. El ciclo intelectual lo añadiría Antony, poco versado en filosofía, pero sobrado de cultura callejera, aquella que permite subsistir en los peores ambientes gracias a su cátedra en picardías.
Escribí en su día, cuando arreciaban las críticas a Manuel Pellegrini, que el problema del equipo era que la experiencia y la calidad estaban en la enfermería y la bisoñez y el rendimiento a rachas en el campo. Hoy, cuando se afronta una semana europea ilusionante con la ida de octavos de la Conference frente al Vitoria portugués, nadie cuestiona al técnico, siendo el mismo que antes. Ya debieran saber los opinantes ciclotímicos que el chileno es de los pocos profesionales del banquillo que cuando le han dado buenos jugadores siempre les sacó rendimiento en lo doméstico y en lo continental. Su biorritmo, a diferencia del de los demás, no se comporta como una montaña rusa. Permanece arriba de forma invariable a la espera de que desde los despachos y desde el césped se pongan a su altura.
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