La tercera ya es de los béticos

El Villamarín, como ocurriera durante la final, se llenó para la celebración final. Las puertas se abrían para los aficionados en torno a las 19.30 horas. Pero desde mucho antes había seguidores verdiblancos en los aledaños del coliseo de la heliopolitano. Porque muchos de los que acudieron a iniciar las celebraciones en el mismo estadio bético, aunque acompañaron al autobús por la Avenida de La Palmera en sus primeros metros de trayecto hacia el centro de Sevilla, se quedaron para poder vivir la fiesta definitiva.

El regreso de la expedición desde la Catedral de Sevilla fue apoteósico. Y la llegada al Villamarín, todavía más. Un castillo de fuegos artificiales recibió al autobús descapotable que trasportó al equipo y a los técnicos. Mientras, dentro del Villamarín, la megafonía funcionaba y empezaba a calentar el ambiente mientras Manu Sánchez comenzaba, más allá de las diez de la noche, el acto de celebración. Se apoyó en el speaker habitual de los partidos que, como local, juega el Betis quien fue el que fue nombrando uno por uno a los futbolistas. Desde Joel Robles hasta Juan Miranda, precisamente el autor del penalti que le dio la Copa al Betis, fueron saliendo de la zona de vestuarios y jaleados por todos los aficionados que copaban las gradas de Fondo, Gol Norte y Preferencia en sus tres anillos correspondientes.

Hubo muchas emociones. En los futbolistas. Y también en la grada, claro. Joel Robles, por ejemplo, se dirigió a los béticos con un mensaje que supo a despedida. Aunque el público y también los conductores del acto, le pidieron que se quedara. Luego, durante el castillo de fuegos artificiales que salió desde el Gol Sur del Villamarín, se le pudo ver bastante emocionado. Borja Iglesias se acercó a intentar consolarlo.

Al que también le solicitaron los béticos que continúe vistiendo la camiseta de las trece barras fue a Guido Rodríguez. El argentino, que está cuajando una gran temporada, está recibiendo los cantos de sirena de equipos muy importantes. O al menos es lo que le llega al aficionado bético procedente de publicaciones que, de momento, no han encontrado una confirmación por parte de este medio. Así que, cuando el de Buenos Aires llegó al círculo central, y parado, sin moverse, escuchó cómo retumbaba el Villamarín con un «Guido, quédate», repetido varias veces, que el futbolista fichado procedente del América de México se llevará para toda la vida. También hubo momentos emotivos, como por ejemplo cuando Víctor Camarasa, recién operado, lo que le hará perderse el resto de la temporada, saltó al césped con muletas para ser partícipe también de la fiesta por el título de la Copa del Rey.

El mejor momento de la noche lo protagonizó el capitán, Joaquín. No sólo porque fue el último futbolista en salir al terreno de juego, ya por fin con la Copa en su mano, sino porque en el tiempo de los discursos se produjo la noticia. Tomó el micrófono y no lo dudó. «No sé si voy a fastidiar un plan que había, pero voy a seguir un año más». El estallido de júbilo en la grada del Villamarín fue de verdad, de deseo y ganas de que su capitán continúe una temporada más vistiendo la camiseta de toda su vida, la del club con el que, por fin, ha sido él el que ha levantado un título y lo ha celebrado como un bético más, como lo que es desde muy pequeño, desde cuando le estará tremendamente agradecido a su Tío 'Chino'. El anuncio de la continuidad de Joaquín la próxima temporada 22-23 fue festejado como si un gol se tratase. Mucho se había escrito hasta el momento sobre la continuidad o no de Joaquín la próxima campaña, pero el anuncio oficial estaba a expensas de que terminase el campeonato. O eso parecía. Producto de la emoción y del momento de felicidad y con el micrófono en la mano, Joaquín se atrevió a ponerle palabras a lo que en las últimas fechas parecía un secreto a voces y a lo que había que ponerle día y hora de oficialidad.

También hubo discursos de Pellegrini, Haro y Catalán. El presidente aseguró que «el objetivo fundamental del Betis es hacer felices a los béticos. Se me acaban los calificativos para determinar lo que hemos visto. Hemos visto Sevilla más bonita que nunca, más verdiblanca que nunca», empezó diciendo. Para continuar, el mandatario verdiblanco aseveró que «es en estos momentos en los que nos tenemos que acordar de los que ya no están con nosotros. Esos béticos que están arriba con una sonrisa de oreja a oreja, esos béticos que están en el cuarto anillo», palabras que levantaron una tremenda ovación entre los béticos presentes.

El fin de fiesta lo protagonizaron los futbolistas del Betis sobre el terreno de juego. Una vez finalizó el acto oficial sobre el escenario instalado en el Gol Sur del Villamarín, todos los jugadores, portando el trofeo de la Copa del Rey, dieron la vuelta de honor por todo el campo y se rindieron en agradecimientos a la siempre fiel y entregadísima afición del Real Betis, que celebró este título después de una travesía por el desierto sin títulos que duró diecisiete años. Demasiado tiempo para esta entidad y sus seguidores.