Un grito de alivio en el Villamarín (0-0)

Estará el Betis en el sorteo de este mediodía. Habrán pasado horas para que el pulso vuelva a su ritmo habitual, lejos de taquicardias y sufrimientos. Ya será otra historia. Ahí es donde quería llegar el club. Una temporada para enmarcar. La semana más importante del curso, hasta ahora, comienza con buen pie. Mañana dará igual el cómo, lo importante era superar la ronda y estar entre los 16 mejores de la segunda competición europea. Ya está entre los cuatro vivos en la Copa y con un pie para ser uno de los dos finalistas. Y está tercero en LaLiga. Ahí es nada el Betis de Pellegrini. Un sueño hecho realidad, unas veces brillante y goleador y otras, como anoche, tras un obcecado ejercicio de agarrarse al hilo que le daba la vida, a ese empate que le mete en octavos.

No aprovechó el Betis lo que se veía nada más empezar, que el Zenit jugaba con un meta imberbe y nervioso. Odoevskiy, de 18 años, era la apuesta de Semak para su portería. Pero, como sucedió en Glasgow, la consigna de disparar y probar al meta se confundió con la precipitación. El equipo ruso demostró que tiene mucha calidad e impuso un ritmo alto en el inicio, con una presión asfixiante que despersonalizó al Betis, con poco balón y con Guido amonestado en el minuto 23. Cierto es que no había llegadas muy claras pero se tenía que afanar la defensa para evitar que Rui Silva afrontara peligros. Aitor sacó un balón entre tres rematadores y Pezzella le plantaba cara al gigante Dzyuba, de nuevo orientado para ser un dolor de cabeza. Eso sí, el colegiado le perdonó a Yuri Alberto una tarjeta naranja por un codazo a Edgar. Al Betis se le veía condicionado precisamente por aquello que dijo Pellegrini que quería evitar, la ventaja de la ida. Recuperó el balón antes del descanso y fue tocando y tocando en el campo rival pero no en el balcón del área, sino unos metros más atrás. Zonas de seguridad, pelota de un lado a otro y hacer que el Zenit se lo piense en su presión, ya agotados los rusos con tanto despliegue físico.

La segunda parte estuvo plagada de sustos. El fuera de juego de Sutormin previo al gol de Yuri Alberto nada más empezar despertó al Betis, que se fue arriba y encadenó sus mejores minutos. Un córner luchado por Canales se transforma en la ocasión más clara, puesto que saca Fekir, peina Pezzella y Guido desvía con la nuca para que el balón diera en el poste. Un disparo de Fekir, otro de Aitor fuera, uno más que dio en el poste en una falta lateral... Y Pellegrini quitó a Canales para introducir a William Carvalho pero el efecto no fue más control, sino un paso adelante del Zenit, ya sin Dzyuba y con Sergeev arriba. Intenta dormir el Betis el partido pero no le sale del todo. El Zenit tiene demasiada calidad para no apretar. Pezzella sobresale y Edgar hace un corte providencial. Luego llega la intervención acertada del VAR y un remate de Erokhin que heló un segundo al Villamarín, volcánico en su fiesta después para brindar por los octavos y prepararse para el derbi del domingo.