Betis - HJK Helsinki
La cuenta atrás ya ha terminado (3-0)
El Betis se tomó en serio el trámite y se deshizo como quiso del HJK Helsinki con doblete de Aitor y sentencia de Fekir
Borja Iglesias y Fekir celebran el tercer tanto del Betis ante el HJK Helsinki
Ya se puede hablar abiertamente del derbi. El árbol que tapaba la limpia visión de hoy ya quedó atrás. Era un arbusto, en realidad. Un entrenamiento con himno y árbitro europeo. Ni siquiera ahí se permitió relajación el Betis. Le exigió Pellegrini a los suyos ... que la actitud era lo único que no podía faltar. Que el derbi se ganaba desde anoche. Y así salieron los suyos, conformados con un once sin extravagancias, perfectamente planteable en cualquier partido anterior de esta competición. Los puntos de poco servían; el premio económico, sí. Pero nada tenía igual con el riesgo de una posible lesión. Pero el Betis no escondió nada. Simplemente repartió el tiempo de juego para hacer más corta la cuenta atrás. Actuaron Canales, Fekir, Borja Iglesias, William Carvalho, Sabaly, Rodri, Luiz Henrique... Los únicos que están invitados al once del domingo y que no saltaron fueron Bravo, Pezzella y Álex Moreno, más el dudoso Guido. Antes o después participaron todos. Porque hasta los ensayos hay que tomárselos así. Se juega como se entrena. Y ganar nunca es baladí. Lo hizo con solvencia, con contundencia y hasta con brillo. Y su gente, feliz. Los finlandeses hicieron lo que pudieron hasta que algunos fueron cayendo por lesiones, distendidos ya con la temporada acabada. El Betis no ve el final, sino que disfruta del camino. Y ahora le toca el derbi. Con resultados así, con su gran momento, el cansino cartel de favorito se coloca en su puerta. Lo asume pero no quiere presiones extraordinarias. Estos partidos hacen desaparecer distancias y tendencias. Se tienen que ganar desde el primer minuto hasta el triple pitido final. No hay regalos. Y así lo ve Pellegrini, así se lo dice a los suyos, así se mostró el grupo anoche y así lo agradeció su afición. Más de 35.000 para ver un amistoso con premio económico. Para comprobar que todo está en perfecto estado de revista para el domingo, para poner la semilla de la ilusión y pensar que esta vez sí le toca ganar en casa.
Quiso darle mordiente a su equipo Pellegrini obrando una especie de competición interna para que sus futbolistas le ayudaran a decidirse. ¿Quién acompañará a Pezzella en el centro de la defensa? ¿Quién actuará en el doble pivote? ¿Quién completará la mediapunta? Hay varios puestos, varios candidatos. Ahí estaban aplicando Víctor Ruiz y Edgar, William Carvalho y Guardado, Rodri, Luiz Henrique y Aitor. Todos mostrando lo mejor de sus repertorios, todos hambrientos por salir el domingo, todos comiéndose cada centímetro del campo para avasallar al HJK Helsinki.
El que mejor superó esta especie de Operación Triunfo fue Aitor. Un golazo de fabricación propia y un remate digno del delantero nativo que es. Una navaja suiza, un multiusos, el chico para todo. Qué importante es tener a Aitor en este equipo. Miranda flotaba por la izquierda, Willian José veía el gol cerca y Rodri se relamía moviéndose con y sin pelota por todos lados, con esa libertad que casi nunca tiene pero que ayer disfrutó. Y Carvalho jugaba tranquilo, a ritmo diésel. Pellegrini seguía probando, distribuyendo kilómetros, tomándose en serio el entrenamiento. Canales y Borja dentro. Luiz Henrique desborda y sonríe, Canales no marca de milagro y se pone a dar asistencias desde atrás. Salta Fekir acompañado de un jugador al que hay que seguir de cerca: Dani Pérez, 17 años. El balón ronda siempre el tercer tanto, que llega en un contragolpe lanzado por Canales, corrido por Borja y sentenciado por Fekir. No es poca cosa ese trío. Ahí estaba la seriedad.
Se acabó la cuenta atrás y todo está en orden, todo en su sitio. El Betis entrenaba jugando. La prueba mínima de estrés está superada. Sin desgaste, sin lesiones, sin sustos. Ya todo es derbi. También lo era ayer. Porque el duelo europeo no distraía nada, sino que se enfocó con su utilidad. No había otra manera de hacerlo. Ganar el domingo entra dentro de la lógica por muchos motivos acumulados, suficientemente mostrados este curso, pero Pellegrini avisa y no se fía de nadie por mucha felicidad que vea a su alrededor. El derbi empieza 0-0, la cuenta atrás ha terminado.
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