Betis - Celta: el descontrol vacía las virtudes béticas (0-2)
Los de Pellegrini, en una versión desconocida, no atan el partido, ven cómo le pitan un riguroso penalti, fallan en el 0-2 y no son capaces de reaccionar
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Iniciar sesiónEl que llevara tiempo sin ver al Betis y se asomara ayer al Villamarín no podría creerse que los que iban de verdiblanco tengan aspiraciones en la zona noble. Quizás fue la peor versión de la temporada del bloque que adiestra Manuel Pellegrini. Una enorme ... cantidad de errores pequeños que sumados hacen un duelo para olvidar y un número suficiente de fallos enormes que deciden el marcador. No supo jugar en ninguna de las áreas, vio cómo el Celta se adelantaba con un penalti de esos que no se pitan en todos los campos y firmó su sentencia justo antes del descanso. Luego soñó con la reacción sólo con la base de lo que venía haciendo este equipo en los meses precedentes pero la versión que mostró ayer el Betis podía estar 200 minutos más jugando que no hubiera marcado. Y todo ante un Celta de circunstancias atrás. Con un central de lateral, con un pivote de central y con un defensa del B. Pero supo muy bien el equipo de Coudet administrar su valiosa renta y con orden y manejo de pelota desesperó a un Betis descontrolado, vacío de sus virtudes y atónito ante el acierto de Aspas, verdugo ayer.
Porque se frotaban las manos en la caseta bética ante la cascada de ausencias del Celta y el buen momento propio. Pero el fútbol es un examen cada 90 minutos y lo bueno hay que demostrarlo cada vez que se pone uno a prueba. No sirve de nada lo anterior. Y nunca generó tanto peligro el Betis como sí lo hicieron los gallegos. Desde el minuto uno. Porque la movilidad de Mina, la inteligencia de Aspas y la profundidad de una banda izquierda con Galán y Cervi que hizo añicos la derecha bética fue suficiente. Eso sí, tuvo minutos el bloque bético para adornarse, para venirse arriba y animar a un Villamarín que esperaba una goleada inmisericorde. Juanmi y Canales se gustaban con taconazos y paredes que levantaban al respetable en ausencia de Fekir, mermado físicamente al haber entrenado poco esta semana por su ausencia. Pellegrini le había dado la camiseta a Lainez para que percutiera por la derecha y el mexicano hizo los peores 45 minutos que se le recuerdan a un titular en Heliópolis. Fue una máquina de perder balones y no le puso peaje a Galán en sus subidas. Un fallo de Lainez, de hecho, originó el 0-2 pero ese error no quita del foco a Víctor Ruiz, con culpa mayor. Para llegar a ese punto, con el Betis desesperado, antes debió William Carvalho rematar con alguna dirección y no tan centrado de cabeza y ser más incisivos los delanteros en los metros finales. No se produjo eso y en una internada de Cervi, que ya iba desde el área en diagonal hacia fuera, un Guardado encorajinado por la pérdida de pelota al alimón con Rui Silva cargó sobre el argentino. Soto Grado no lo dudó y el Villamarín se quedó mudo, sin entender que aquello fuera merecedor de pena máxima. Un penaltito y otra muesca para el revólver de Soto Grado, a partir de ahí refrescado como el enemigo número uno de la grada, que no olvida la roja a Pezzella y que fue enojándose más y más con cada córner, falta o ausencia de amarilla que iba sumando.
El 0-2 enviaba a ambos al descanso y en el bético residía la esperanza de una reacción. Pellegrini hizo lo que cualquiera: quitar a Lainez. Pero se hipotecó al darle entrada a Rodri. Mantuvo al equipo sin profundidad y el Celta adelantó la defensa y su presión. Incómodo, el Betis veía a Dituro muy lejos. Santi Mina tiró al poste y el 0-3 ya estuvo más cerca que la machada. Poco a poco, el Betis quiso mover la pelota de banda a banda pero con una lentitud desesperante alimentada por pocos controles acertados y combinaciones falladas. Bellerín mostraba garra y pundonor yendo arriba y eso lo agradecía una afición que se entregaba a Fekir y a Borja como revulsivos. Al francés se le notó que no estaba para jugar. El gallego luchó una barbaridad. Pero el Celta se sintió cómodo sacando balones, encerrándose atrás y saliendo con criterio con la pelota, equipo de talento al que es difícil quitarle el esférico. Carvalho tuvo una oportunidad clara con un zapatazo que desvió un defensa y el Betis buscó tiros desde la frontal. A Dituro le divertía el conteo de su pérdida de tiempo, con permiso de Soto Grado. Y el partido se diluyó entre la impotencia y el descontrol.
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