Alavés - Betis: y Joaquín paró el tiempo (0-1)
El capitán repitió lo que mejor sabe hacer para dibujar una asistencia a Borja Iglesias en el minuto 89 y decidir el choque en Mendizorroza
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Iniciar sesiónNecesitaba una alegría así. Siempre se sintió importante. Y echa de menos su nombre en los carteles. El tiempo no pasa en balde. Pero los genios se resisten. Sacan de donde hay. Porque cuerda conserva para rato. El tiempo se paró cuando Fekir activó su ... carrera. Tres segundos de galopada, nueve zancadas. Un pase atrás soberbio, una gestión del espacio fantástica y una clarividencia de juvenil en el minuto 90. Joaquín hizo lo que llevan los béticos viendo cuatro lustros. Embelesados con su fútbol, encantados con su liderazgo, felices con su determinación. El gol de Borja Iglesias ante el Alavés es el de la carrera de Joaquín. Como lo fue aquel de Gerona que impulsó Loren. Porque es tan grande el inigualable maestro de El Puerto que su felicidad siempre es compartida. Generoso en su vida y en su fútbol. Lágrimas de verdad tras el partido. Puño de rabia que atrapa momentos que se quedan para él. Los de una carrera que no se acaba. Porque con 40 años Joaquín sigue siendo ese chaval con el 17 que hace mejores a los nueves. Ese desequilibrio refrescante, ese rayo verde por la derecha. Una fábrica de beticismo que quiere más. Más triunfos, más sonrisas y más minutos, rebelde ante los laterales zurdos y ante una suplencia de la que nunca fue amigo porque los buenos no se conforman y siempre quieren estar en la fiesta del gol.
El enfado de Canales cuando fue sustituido. Es otra imagen de un futbolista superior que no está conforme con lo que sucede. Nada de bajar los brazos, más rebelión para mejorar. El cántabro pudo decidir pero le falta esa puesta a punto que da luz a los metros finales. Pero está en el camino. Sobre todo en un equipo que integra a todos, en el que cualquiera tiene peso para levantar la mano para desatascar los días más espesos. Gobernó el Betis en un arranque soberbio con Edgar limpiando atrás, William manejando los hilos y Guardado apretando las tuercas. El asedio merecía el gol. Llegada tras llegada, rechace siempre bético y vuelta a empezar. El muy hundido Alavés esperaba sentencia pero Fekir, Rodri o Canales no acertaron en jugadas bien enhebradas, con un juego bonito y combinativo que pisaba área pero no batía a Pacheco.
El juego directo del Alavés iba a dar problemas y el tramo previo al descanso fue un dolor de cabeza, con Pellistri incomodando. El arranque del segundo tiempo tuvo un uy de Fekir tras dejada de Rodri y un remate al larguero de Miguel cuando se cantaba el 1-0. Canales se despide tras dos ocasiones claras seguidas y entra Joaquín al campo. Luego, Borja. Ahí Pellegrini va tocando teclas que luego van a funcionar. Quiere profundidad por las bandas el chileno, que va sacando piezas de juego al pie y mete hombres que saben ir al espacio. El Alavés está aún en el partido pero no va de verdad arriba. Cosas de la inseguridad de un equipo que está abajo. El Betis poco a poco recupera lo más preciado: el balón. Y calma el ímpetu local, tocado por el cansancio. William Carvalho vuelve a dictar lo que hay que hacer en cada momento. Qué capacidad la suya para imponerse en los duelos, lejos aquella indolencia que le perseguía y penalizaba. Ya quiere todos los balones para él y los consigue. Luego sabe correr por el centro y reparte juego que da gusto.
Igual Edgar desde atrás, atrevido a la hora de salir en plan Beckenbauer porque tiene ese tranco privilegiado. Cómo gestiona el inicio de las jugadas el canterano es digno de estudio, siempre acierta por mucho que arriesgue. Y el gol se iba a cocinar en una de esas jugadas en las que el Alavés generaba más peligro. Un córner para el equipo local lo atrapa en el aire Rui Silva, que lanza rápido a William en carrera, acompañado de un ejército de béticos hambrientos de gol. La pelota llega a la esquina derecha del área de Pacheco. Ahí buscan el triángulo escaleno Fekir, Bellerín y Joaquín. El francés lanza al capitán y llega la magia del pase atrás, el movimiento de escuela de Borja y el gol a placer. Lo fácil que parece y todo lo que costó. Lo sencillo que lo hace quien tantas veces lo ha repetido. Con 19 y con 40 tacos. Y nadie lo frena, mire usted. Joaquín paró el tiempo y, sí, le dio otra victoria al Betis.
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